6º
Congreso Misionero Latinoamericano 1º Congreso Americano Misionero (CAM 1) |
Las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información, en particular la televisión multinacional e Internet tejen una red mundial que permite a cada persona comunicarse de una manera virtual e inmediata con todo el mundo. Las barreras geográficas y físicas que tenían divididos los pueblos han desaparecido, y el mundo es cada vez más una gran aldea, la "aldea planetaria". Vivimos la era de la globalización cultural, económica y política con nuevos desafíos y propuestas.
1) DESAFÍOS:
Estamos frente a un fenómeno complejo y multiforme, con muchas ambigüedades, que debe ser analizado detenidamente por la gran influencia que puede ejercer sobre la actividad de la Iglesia.
Se trata de un hecho irreversible destinado a intensificarse en el siglo próximo y con el cual debemos convivir. No es posible detener los avances de la informática pero sí es un deber de cada ser humano y cada cristiano disminuir las consecuencias negativas que determina.
Ellas ya fueron denunciadas, pero es necesario recordarlas brevemente.
1.– Globalización cultural: todo es verdadero y todo es bueno
La globalización cultural fue definida como "una marcha sin retorno hacia un mundo uniforme y deshumanizado".
Los dueños de las grandes redes de comunicación, difunden en todo el mundo los mensajes y la publicidad de los mismos productos. Se está realizando una uniformización a todos los niveles, una homogeneización en la manera de comer, vestir, hablar (el inglés), pensar, divertirse (música y películas).
Las naciones que tienen más poder cultural avasallan y destruyen las culturas más débiles. Se pierden los valores locales, se atenta a identidades nacionales, culturales y religiosas a favor de un sincretismo en el cual no existen valores absolutos.
2.- Economía global: predominio del dinero y la ganancia
Es el aspecto más llamativo de la globalización y el más duramente cuestionado. La economía global ha dado origen a grandes monopolios y a poderosas empresas multinacionales que fijan, según sus intereses, sistemas de producción y costos de consumo. Con su manejo de capitales pueden condicionar gobiernos nacionales y crear crisis mundiales. El mundo parece dominado por la Bolsa y el Mercado al servicio de ganancias sin límites.
Todo esto ha agrandado la brecha entre las clases de la sociedad. Los pobres se sienten cada vez más marginados y excluidos. La adopción de nuevas técnicas ha contribuido a multiplicar el número de los desocupados, un problema que parece no tener solución.
3.- Conclusión: pérdida de libertad y de identidad
El cuestionamiento básico que se hace a la globalización cultural y económica es que se trata de una nueva y más peligrosa colonización con consiguiente pérdida de libertad y de identidad. Su resultado no sería una verdadera universalidad, sino una monótona y opresiva uniformidad. Todo esto determina no sólo críticas sino también reacciones violentas para reivindicar una autonomía política y económica o la propia identidad: los nacionalismos, los movimientos separatistas y los fundamentalismos de carácter cultural o religioso.
II) RESPUESTA DE LA IGLESIA
Estos son los principales desafíos que el tiempo actual presenta a la Iglesia en el contexto de la globalización. La respuesta de la Iglesia debe acontecer a partir del mismo ámbito. Buscar otro camino sería evadirse del mundo en el cual vive.
Junto con los aspectos negativos denunciados, la globalización presenta oportunidades que deben ser aprovechadas. Hay una convergencia entre el proceso técnico y cultural que la origina y la esperanza cristiana de una humanidad reunida para constituir un pueblo único. La terminología que usa la mundialización es muy cercana a la de la actividad misionera.
1.- Vivir la catolicidad querida por Cristo
El proceso uniformador en camino nos permite tomar contacto a través de los medios de comunicación, con todos los pueblos: sus costumbres, cultura, arte, religiones, alegrías y angustias.
Estamos constantemente invitados a sentirnos ciudadanos del mundo. "Todos los hombres son hermanos" era el lema de Confucio y de Gandhi. Lo fue también para una "Jornada de la Paz" promovida por Juan Pablo II. Hoy es más fácil sentir y vivir este principio.
a) Visión universal de Jesús
Sobre la hermandad humana se fundamenta la cristiana que toma el nombre de catolicidad. Los católicos están invitados a ser coherentes con su nombre. Católico es (etimológicamente) quien "vive según la totalidad", miembro de una Iglesia católica que por definición es universal. Así la quiso Jesús y por eso dijo a sus discípulos "vayan y hagan discípulos a todas las gentes" (Mt. 28,18-26). Habría que volver a meditar sobre el horizonte universal que siempre tuvo Jesús en la misión terrena que le encomendó su Padre (Mt. 13,32-33; 24,14; 25,32; Jn. 10,1-15; 11,52; 12,32; Hech. 1, 8).
Puso la base de su Reino universal en la fe y en el amor, superando cualquier división de raza y de costumbres. Hay que vivir las actitudes de Jesús que salió al encuentro de los más lejanos, los débiles, los enfermos, rompiendo todas las barreras que dividen a los hombres. En la controversia entre los primeros cristianos de Antioquía, Pedro sancionó el principio de la universalidad de la Iglesia (Hech. 15) y San Pablo formuló el gran principio: "No hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús" (Gal. 3,29).
b) Una catolicidad viva hoy
Hoy los creyentes, a través de los medios de comunicación, pueden tomar un contacto vivencial con esta catolicidad. Pudieron seguir los viajes del Papa a 115 países en los cinco continentes hasta las islas de la Polinesia, para visitar a católicos distintos por raza, lengua y costumbres, pero unidos en la misma fe. Pueden unirse a los actos que se desarrollan en Roma y en otras partes (Jornadas mundiales de la Juventud, encuentros intercontinentales) con la participación de centenares de millones de cristianos procedentes de todo el mundo.
Todo esto testimonia la vitalidad de la Iglesia, su universalidad y su obra para realizar una verdadera fraternidad entre todos los pueblos. Ampliando su horizonte sobre esta realidad, es más fácil que los cristianos superen el desaliento frente a los obstáculos y al alejamiento de creyentes cercanos. Si alrededor de ellos caen algunas hojas amarillentas, en otras partes brotan otras nuevas y llenas de vida. Será también más fácil renovar su adhesión a la identidad cristiana, superando la tentación de un fácil sincretismo que llega por todos lados.
c) Una catolicidad imperfecta
Sin embargo, la catolicidad de la Iglesia sigue estando en vías de desarrollo. La globalización cultural hace tomar contacto con las necesidades espirituales de un mundo en gran parte todavía no cristiano. Aparecen en la T.V. representantes de otras religiones con sus ritos y doctrinas. Algunos de ellos se establecen en Occidente, sobre todo en Europa y en Estados Unidos. A partir de la posguerra llegaron a Europa muchos inmigrantes no cristianos en busca de trabajo o por motivos políticos (en Italia poco más de un millón en los últimos 25 años, entre ellos 450.000 musulmanes). En la Argentina, junto a grupos de coreanos, japoneses y chinos, (entre 20.000 y 30.000 cada grupo) hay una comunidad de casi 500.000 musulmanes y otra de 250.000 judíos.
En muchos programas de T.V. y en muchas películas, los valores cristianos han desaparecido para dar lugar al relativismo moral y doctrinal, al agnosticismo y a la indiferencia religiosa.
Esta situación demuestra que los cristianos y poscristianos coexisten en la misma área geográfica y que los confines entre una misión en lugares lejanos y cercanos (ad extra y ad intra) se están desdibujando. La misión está en todas partes, aún con matices distintos. El Papa nos recuerda que es necesaria y urgente porque "frente al número inmenso de los hombres que esperan a Cristo se halla todavía en los comienzos" (RMi 1 y 86).
2.- Dar un alma cristiana a los medios de comunicación
En la misma encíclica, el Papa dedica un largo pasaje al mundo de la comunicación como símbolo de los nuevos ambientes donde se debe proclamar el Evangelio. Lamenta que se haya descuidado un poco porque "de su influjo depende en gran parte la evangelización de la cultura moderna" (RMi 37).
De estas palabras se desprende que la presencia cristiana en los medios de comunicación, es necesaria no sólo para el anuncio del mensaje cristiano, su difusión auténtica y sin tergiversaciones, sino también para integrar el espíritu cristiano en la nueva cultura creada por la comunicación moderna.
En los ocho años que nos separan de estas palabras, los cristianos demostraron una firme voluntad de utilizar los extraordinarios medios de comunicación de hoy para que, como dice San Pablo, "la Palabra de Dios se propague rápidamente y sea glorificada" (2 Tes. 3,1). El libro "La Iglesia en Internet" reseña centenares de sitios donde la Iglesia está presente. Es significativo constatar que, mientras la Iglesia encuentra en China tantas dificultades, una Agencia católica en chino es consultada por estudiantes e investigadores. Lo mismo acontece con radio Ventas desde Manila para Asia. Es una nueva posibilidad que necesita ser perfeccionada. Es un desafío arduo que necesita personas profesional y espiritualmente muy preparadas.
3.- Dos principios de la globalización para la mundialización de la Iglesia
El aspecto de la globalización más llamativo y más publicitado es el económico. Ya hemos visto las críticas que se pueden hacer, sin embargo también de él se deben sacar sugerencias importantes para la actividad misionera de la Iglesia.
Las multinacionales que han establecido empresas y mercados financieros en todas partes se guían por dos principios:
Un problema encarado en términos particulares en el mundo de hoy, no puede tener solución.
Una economía sin "puertas abiertas" está destinada al fracaso.
Estos principios deben acercarse también a todos los aspectos de la actividad pastoral. Los sínodos intercontinentales de África, América, Asia y Oceanía celebrados en los últimos cuatro años, y el próximo de Europa que se celebrará este año, se sitúan en este contexto.
A una parroquia o diócesis encerrada sólo en sus problemas, le falta aire y estímulos y difícilmente podrá prosperar. Las puertas abiertas a las necesidades de la iglesia universal, son el medio más eficaz para salir. Y de estancamientos particulares; "la fe se fortalece dándola" ha recordado Juan Pablo II (RMi 2) Los bienes espirituales que no circulan se pudren y mueren.
Esto se logra vivenciando la comunión de los santos (de la cual poco se habla) al estilo de Santa Teresa del Niño Jesús o estableciendo una interacción o un "hermanamiento" con otras comunidades. Las grandes congregaciones religiosas presentes en todo el mundo y algunos nuevos movimientos, como los Focolares, se pueden considerar como las "multinacionales espirituales" de la Iglesia. Algunas diócesis o parroquias hermanadas con comunidades lejanas, actúan con el mismo espíritu. En este clima es más fácil que cada cristiano perciba mejor lo que afirmó Pío XII: "Las perspectivas universales de la fe son las perspectivas normales de la vida cristiana".
4. Globalización de la solidaridad
La "era de la información" al servicio de la economía contribuye a agrandar la brecha entre ricos y pobres, pero al mismo tiempo, puede dar origen y fuerza a aquella globalización de la solidaridad que el Papa pregona a menudo.
a) Opción por y con los pobres a escala mundial
Los medios de comunicación nos hacen conocer hoy más claramente, los tres flagelos que azotan a gran parte de la población mundial: hambre, enfermedades no curadas, analfabetismo. Denuncian injusticias, crímenes, explotaciones. Presentan las tragedias producidas por inundaciones y terremotos.
Frente a los documentos estremecedores de la T.V. nace hoy más intensa y eficiente la red humanitaria tejida por numerosas organizaciones no gubernamentales del voluntariado y de la cooperación internacional. La Iglesia está presente en este sector con Cáritas internacional pero, sobre todo, con millares de obras de asistencia de todo tipo promovidas por todo el mundo. Madre Teresa es el símbolo más significativo de esta presencia. Es verdad: estas intervenciones no resuelven los verdaderos problemas económicos y políticos que se hallan en el origen de los dramas humanos, pero son necesarias, junto con la denuncia, para testimoniar en todo el mundo su opción por y con los pobres.
b) Defensa de los valores culturales de cada pueblo
La defensa de los pobres debe abarcar también los valores culturales que ellos poseen y que corren peligro de ser destruidos por los avances de la colonialización cultural. El redescubrimiento de la catolicidad debe llevar a un mayor respeto por las riquezas espirituales de todo pueblo y a una valoración de todos los auténticos valores humanos. Es lo que hoy se llama inculturación. La unidad de la fe no debe significar la adopción de una misma lengua o de un mismo sistema filosófico para explicar los dogmas cristianos. Como en el día de Pentecostés todos deben poder recibir y entender la fe en su cultura y "en su idioma".
5. Vayan por todo el mundo:c) Actitud humilde y relaciones personales
Esta presencia de la Iglesia entre los pobres de todo tiempo, tan marginados por la globalización, debe hacerse con una actitud fundamental de humildad, de sencillez y de pobreza que será como un antídoto contra la tentación de poder y de ostentación que podría aparecer en la utilización de los medios de comunicación. Debe privilegiar las relaciones personales, que son prioritarias en la acción evangelizadora, en contra de las relaciones puramente virtuales de los medios de comunicación que se han insertado en nuestra vida cotidiana.
Otro aspecto característico de la globalización es la facilidad que ofrece para viajar y trasladarse a todas partes del mundo como lo demuestra la intensificación del turismo. Las comunicaciones más fáciles hacen despertar hoy, más que nunca, el deseo de tomar contacto directo y vivencial con la realidad de otros países y continentes.
Es verdad que en la aldea global, lo más lejano entra todos los días en nuestras casas con la máxima naturalidad. La globalización hizo desaparecer los límites geográficos. Como ya se ha visto, chinos, coreanos, japoneses árabes y otros no cristianos, se encuentran cada vez más numerosos en países tradicionalmente cristianos. Algunos han pensado que no es necesaria la salida ad gentes. Observa el Papa:
"El criterio geográfico aunque no muy preciso y siempre provisional, sigue siendo valido para indicar las fronteras hacia las que debe dirigirse la actividad misionera" (RMi .37). Cabe esperar que no falten los cristianos dispuestos a obedecer a las palabras de Cristo: "Vayan por todo el mundo".
AYER Y HOY
Cuando el cristianismo empezó a propagarse, ya se había realizado una primera y parcial mundialización entre los pueblos entonces conocidos. Se hizo posible por la red de caminos construidos por los romanos en todas partes y por el idioma griego. Los caminos sirvieron a los soldados para las conquistas que dieron nacimiento al Imperio Romano y el idioma fue utilizado por los filósofos para la difusión del helenismo. Falta de libertad, relativismo moral y sincretismo fueron las dos consecuencias negativas de esta mundialización. Sin embargo, esta situación siempre fue considerada providencial. San Pablo recorrió los caminos del Imperio y no dudó en llegar a la ciudadela del helenismo y hablar en el Areópago de Atenas. "Cristo debe ser anunciado de cualquier manera", escribió (Fil 1, 18). Y San Juan adoptó una palabra clave de la filosofía griega (Logos) y la aplicó a Jesús.
No obstante eso, los Apóstoles asumieron una actitud crítica frente a los males de su tiempo que denunciaron sin miedo a persecuciones y a la muerte. Al mismo tiempo, presentaron como "palabra de salvación" la Buena Noticia: Cristo crucificado y resucitado (Hech 17,30), el amor hacia todos "Amémonos unos a otros ya que Dios es Amor" (1 Jn 4,7), y la libertad "Hemos sido llamados a la libertad" (Gal 5,13)
Este método y estos valores inspiraron el camino de la Iglesia en los primeros siglos y fueron la causa de su rápida difusión.
La mundialización actual presenta los mismos peligros y las mismas oportunidades. Juan Pablo II con sus viajes, su constante presencia en los medios de comunicación, aún debilitado físicamente y su denuncia de los males de nuestro tiempo debe estimulamos a vivir una catolicidad contagiosa y a dar un alma cristiana a una sociedad global y virtual, llenando el vacío creado por el relativismo doctrinal y moral.
A MODO DE SÍNTESIS:
Respuesta a la globalización cultural
1) Profundizar el pensamiento y la acción mundial de Jesús, Salvador del mundo.
2) Ver y sentir la catolicidad presente actualmente en los viajes del Papa, en los acontecimientos religiosos intercontinentales, en los misioneros esparcidos en todo el mundo. Los medios de comunicación constituyen una gran ayuda.
3) Vivir la catolicidad con alegría y entusiasmo aumenta la adhesión a la fe y reafirma la identidad cristiana.
4) Los medios de comunicación hacen tocar con mano que esta catolicidad se encuentra sólo en sus comienzos. Es sólo poco menos de un quinto de lo que debería ser. Urgencia de la acción misionera como en los primeros tiempos del cristianismo. La secularización y la posmodernidad la hacen necesaria en todas partes. Misión en los cinco continentes.
5) Importancia de la presencia y de la utilización de los medios de comunicación.
Globalización económica
Aplicación a la misión de los principios de la globalización económica.
a) un problema puesto en 'términos particulares no puede tener una solución;
b) una economía sin "puertas abiertas" está destinada al fracaso.
c) Comunión de los santos. "Multinacionales" espirituales católicas, pequeñas y medianas empresas.
Globalización de la solidaridad
Ayer y hoy
La mundialización parcial realizada por el Imperio Romano y el helenismo.
La doctrina católica de Pablo y su acción por las rutas de los romanos y en el Areópago de Atenas.
(Consultar la encíclica Redemptoris Missio y el Texto base)
RMi n. 12-15 Jesús y su Reino universal; 37 c: los nuevos Areópagos: medios de comunicación; 60: la Iglesia por y con los pobres. T.B. Pág. 48 Cristo Salvador Universal; pág. 83-84 solidaridad pág. 85; 89: medios de comunicación.
GLOBALIZACIÓN -
MUNDIALIZACIÓN - CATOLICIDAD
CUESTIONARIO
1. ¿Cuáles son los desafíos que la globalización, en sus distintos aspectos plantea a la Misión?
2. ¿Qué reflexiones despierta el mandato misionero de Jesús? (releer y meditar: Mt. 28,18-20; comentario en texto breve págs. 66-67)
3. ¿Qué nuevas perspectivas le abre la globalización a la misión, en el orden personal y comunitario?
4. ¿Cómo disminuir las consecuencias negativas de la globalización?