Origen e historia de
la Jornada Mundial de las Misiones
La
elección de Pio XI como Papa en 1922 dio un gran impulso a la animación
misionera en la Iglesia. Siendo Cardenal Arzobispo de Milán, había
instituido en su vasta Diócesis un activo secretariado diocesano de
Misiones, y extendido por toda ella la Obra de la Propagación de la Fe.
Había fijado también en favor de esta Obra una gran jornada anual, que
debía celebrarse el día de la Epifanía en todas las Parroquias y Centros
religiosos diocesanos.
A las pocas semanas de su elección como Papa, elige en la persona de
Mons. Roche, al primer Obispo indígena, que inaugurará la serie de
Prelados autóctonos de rito latino en el siglo XX. Pocos días después
promulga como Pontificias a la Obras de la Propagación de la Fe, la Obra
de la Santa Infancia y la del Clero Indígena; y las declara instrumento
principal y oficial de la cooperación misionera de toda la Iglesia
católica, naciendo así las Obras Misionales Pontificias.
En la Fiesta de Pentecostés de ese mismo año, interrumpió su Homilía,
despertando un silencio azaroso; tomó su solideo blanco y lo hizo
circular entre los Cardenales, Obispos, Sacerdotes y fieles en la
Basílica de San Pedro de Roma, haciéndose así el mismo recaudador de una
colecta en favor de las misiones.
En
1925 inaugura en el Vaticano, una espléndida Exposición Misionera,
aprovechando la afluencia de peregrinos al nuevo año santo, con el fin
de promover las vocaciones misioneras, suscitar el interés de los fieles
por los problemas de las Misiones y excitar su generosidad espiritual y
material.
En febrero de 1926, publica la célebre encíclica Rerum Ecclesiae, en la
que reafirma la importancia y urgencia de los objetivos misioneros
programados al principio de su Pontificado y manifiesta su resolución
inquebrantable de acortar las etapas para su realización. "La Iglesia
-afirma en esta encíclica- no tiene otra razón de ser sino la de hacer
partícipes a todos los hombres de la redención salvadora, dilatando por
todo el mundo el Reino de Cristo". Antes de terminar ese año, consagrará
el mismo Papa a los seis primeros Obispos indígenas de China.
En ese mismo año, las Obras Misionales Pontificias solicitan a Pío XI la
institución de una Jornada Mundial de las Misiones, pedido al que accede
el Papa, realizándose el penúltimo fin de semana de Octubre de 1926 la
primera Jornada y Colecta Mundial de las Misiones. Se eligió ese fin de
semana, para que fuera el domingo anterior a la recién creada Fiesta de
Cristo Rey. Así se vinculaba la obra de las misiones con el Reinado de
Cristo. Nació así la "Jornada Mundial de las Misiones", que más tarde
recibió el nombre oficial de "Domingo Mundial de las Misiones",
popularizada con el nombre de "DOMUND".
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