La Proyección misionera es manifestación de la madurez de los Jóvenes Misioneros. Teniendo en cuenta la parábola de Jesús en la expansión de la Iglesia misionera, es "como la levadura que toma la mujer y la mezcla con tres medidas de harina, hasta que fermenta". Lo que significa la transformación de la historia humana y la cristificación de los jóvenes para que, renovados, actualicen el Sacramento del Bautismo y la Confirmación; así, llevados al compromiso misionero sean evangelizados y evangelizadores de los otros jóvenes y de muchos otros hermanos necesitados.

La proyección en Juventud Misionera se hace teniendo en cuenta la Nueva Evangelización, pero de una manera particular y prioritaria en la misión ad gentes

Los jóvenes que pertenecen a la Juventud Misionera comprenden que su tarea es llegar a todos los jóvenes, necesitados de una motivación especial para volver al seguimiento de Jesús; es hacer que tantos que se han alejado de la vida cristiana encuentren de nuevo el sentido de la vida, que da el Señor. 

La Juventud Misionera le da prioridad a la animación misionera para hacer que también todos los jóvenes sean misioneros. Esto lo realizan con actividades tales como: informes misioneros, por medio de los cuales dan a conocer todo lo que realiza la Juventud Misionera; acompañando y motivando a los jóvenes para que vivan la experiencia con Jesús; organizando y motivando a algunos grupos que quieran de una manera directa, participar en el servicio misionero a través de la Juventud Misionera. 

Hay un compromiso ineludible para toda la Juventud Misionera y es el de hacer llegar a Cristo a tantos jóvenes y a tantas personas que aún no lo conocen. La Juventud Misionera no puede olvidar este llamado urgente que hace el Señor a través de la Iglesia y para lo cual cuenta, de una manera particular con ellos. Es dejar ampliar el corazón para que, renunciando a muchas cosas puedan ofrecer aún su propia vida al servicio de los demás.

• Como jóvenes misioneros se proyectan hacia su familia, colegio, grupo de amigos, parroquia y sociedad en general.  

• Participan en la animación de las Jornadas Nacionales (Octubre Misionero, San Pedro Apóstol, Infancia Misionera, Enfermos Misioneros y Familia Misionera).  
• Asesoran grupos de Infancia Misionera.  
• Promueven y organizan convivencias, encuentros, talleres, y otras actividades en favor de los jóvenes.  
• Conforman y forman equipos para participar en misiones diocesanas en territorios de misión.  
• Realizan actividades y ofrendas especiales en favor de las vocaciones nativas de tierras de misión, cooperando de manera especial con la Obra San Pedro Apóstol (becas misioneras).  
• Difunden las revistas misioneras de la Juventud Misionera y de las Obras Misionales Pontificias.  
• Se vinculan al Comité Parroquial de Misiones, a la Dirección Diocesana de Misiones y a la Dirección Nacional de las OMP.  
• Oran todos los días por las misiones y misioneros del mundo.  
• Comparten con otros jóvenes a través de la formación y de servicios misioneros.  
• Animan una de las Eucaristías Dominicales de la parroquia cada semana.  

A partir del tercer nivel se invita a participar del año de servicio misionero como un tiempo para vivir auténticamente el ser de cristianos y compartir la experiencia misionera. Este servicio se presta de una forma voluntaria y gratuita, colaborando en la evangelización de los cristianos alejados y de los no cristianos (Misión ad gentes).

La Iglesia particular y la parroquia son las que forman, envían, acompañan y apoyan a los jóvenes en su año de servicio misionero. La información correspondiente se obtiene con el párroco o el Director Diocesano de OMP en la Curia Diocesana.

Vale la pena vivir la experiencia de la Juventud Misionera donde cada joven y cada grupo trata de vivir su fidelidad a Dios de acuerdo a la misión confiada por El y según las circunstancias que lo rodean. Vivir la experiencia de Juventud Misionera es sentirse hermano de todos los hombres, para cumplir con la tarea Evangelizadora, especialmente con los jóvenes; teniendo en su corazón una preocupación constante por los más alejados. Es ante todo, un reto que cada joven debe afrontar de una manera decidida, porque seguir a Jesús y compartir con El la misión es sólo para jóvenes valientes.