- ARGENTINA - - Manual para los Grupos Misioneros - |
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Anexo 2
Orando
con la Biblia
La
"lectio" divina
Antes de comenzar…
§
Busco
un lugar donde pueda tener soledad y silencio
§
Me
ubico en una postura cómoda.
§
Trato
de serenarme interiormente, dejo mis preocupaciones de lado, me olvido por un
momento de mis problemas.
§
Le
pido a Dios que en este momento de oración que voy a vivir me ayude a
aprovecharlo al máximo, a escucharlo a El, a vivirlo intensamente.
§
Le
ofrezco este momento de oración con la Palabra por mi santificación, por la
conversión de los pecadores, por los que aún no lo conocen, por los misioneros
de todo el mundo.
§
Busco
el texto que voy a leer. Puedo buscar el texto del evangelio que corresponde al
día, o tal vez voy leyendo día a día un trocito de un mismo Libro de la
Biblia, o bien puedo elegir un texto cualquiera.
1.-
Lectura:
¿Qué dice?
§
Leo
atentamente el texto, aún cuando ya lo haya leído o escuchado antes, lo hago
como si fuera la primera vez.
§
Una
vez leído, intento reconstruir en mi mente lo
que decía el texto. Trato de recordar ¿Qué dice? Si no lo recuerdo
bien, vuelvo a leer.
§
Si
era una historia o una parábola, identifico los personajes, qué hacen y dicen
cada uno. Intento descubrir por qué hacen y dicen lo que cuenta el texto.
§
Si
se trataba de consejos o anuncios, intento ver por qué han sido dichos, qué
significan.
§
Intento
entender bien lo que dice. Si no entiendo, busco ayuda, pregunto.
§
Leo
las notas al pie que corresponden al texto leído: ellas me ayudarán a entender
mejor.
2.-
Meditación:
¿Qué me dice?
§
Me
pongo en la presencia de Dios que quiere hablarme hoy a mí.
§
Busco
descubrir qué quiere decirme Dios con ese texto
§
Para
ello, si el texto es una historia o una parábola, me identifico con algún
personaje. Trato de ver por qué me siento identificado con él. En qué se
parece mi vida a la suya. Busco ver sus actitudes y compararla con las mías.
Pienso en mi vida, en qué se parece al hecho narrado.
§
Si
el texto era un consejo, un anuncio, me pongo en el lugar de aquellos a quienes
va dirigido. Intento descubrir por qué me dice eso Dios, a qué situaciones
concretas de mi vida hace referencia.
§
Elijo
alguna frase que me haya llamado especialmente la atención y me detengo en
ella.
§
Siempre
tengo en cuenta para entender mejor el mensaje de la lectura, mi situación
personal como enfermo y mi ser misionero.
§
Luego
hago silencio y dejo que Dios me hable e mi interior. Trato de no ser yo quien
saca conclusiones, quien razona, sino que dejo que sea El quien hable.
3.-
Oración:
¿Qué le digo a Dios?
§
Hablo
con Dios. Le digo con sencillez lo que me nazca a partir del texto leído y
meditado. Dentro mío van brotando distintas reacciones: dolor, pena, deseo de
cambiar, alegría, paz, gozo, etc. Todo eso que siento se lo digo a Dios.
§
Puedo
pedirle perdón, fuerza, coraje, ayuda para enfrentar alguna situación de mi
vida sobre la que me hizo reflexionar el texto.
§
Puedo
agradecerle, alabarlo por lo que descubro que El me da.
§
Puedo
prometerle que voy a cambiar algo en mi vida, según me haya inspirado el texto,
o que voy a hacer algo concreto: pedir perdón a alguien, hacer algo por otros,
dejar de hacer algo que me daña o daña a otros…
§
Puedo
poner en sus manos alguna situación difícil y que no está a mi alcance
cambiar.
§
Tengo
en cuenta como misionero, que en mi oración pido por los que no conocen a
Cristo y por los misioneros del
mundo entero.
§
Hablo
con El como lo haría con un amigo cercano con quien tengo plena confianza.
§
Vuelvo
a hacer silencio para escuchar lo que El quiera decirme…
4.-
Contemplación:
Estar con Dios…
§
Dejo
que mi corazón se aquiete, acallo mis palabras y simplemente me permito
"estar" con Dios.
§
En
el silencio siento la paz de estar con Dios, siento que lo amo, que tengo
confianza en El.
§
Me
encuentro con Dios afectivamente y simplemente disfruto ese momento.
§
Hago
carne las palabras de san Pablo: Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo
quien vive en mí.
5.-
Acción:
Mi vida continúa…
§
Vuelvo
a mi realidad, a mi vida, a mi contexto y analizo: qué cambio o acción
concreta me pide Dios en este día. Veo por dónde tengo que comenzar, qué
puedo hacer en lo inmediato.
§
Asumo
un compromiso concreto y se lo digo a Dios.
§
¡Misión
cumplida! Ahora sólo me queda poner en práctica lo que he descubierto en este
diálogo con Dios a través de su Palabra, para que la semilla no quede entre
espinas, ni entre piedras, ni al costado del camino, sino que dé mucho fruto…