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Anexo 6
María, la Reina de las Misiones
El título de María Reina de las Misiones
El título
de Reina se le da a María Santísima desde los primeros siglos como indicación
de su preeminencia y poder que los recibe de aquel que es el Todopoderoso: Su
Hijo, Jesucristo. A partir del siglo V, casi en el mismo período en que el
Concilio de Efeso proclama a la Virgen 'Madre de Dios', se comienza a atribuir a
María el título de Reina (Juan Pablo II, en la Audiencia General del 23 de
julio de 1997). En las Letanías Laurentanas (cuyo origen se suele situar
hacia el año 1500 en el santuario Loreto) se ve asociado el título de Reina a
otros secundarios como Reina de los Angeles, de los Profetas, de los Apóstoles,
etc.
Como
el vocablo “misiones” no es utilizado con el significado actual sino hasta
después del siglo XVI, evidentemente no encontraremos el título “Reina de
las Misiones” aplicado a María en los primeros tiempos de la Iglesia. Sin
embargo, sí encontramos desde los primeros siglos el título “Reina de los Apóstoles”
(no olvidar que hasta después del siglo XVI, el término “apóstol”, aparte
de designar a los Doce, era utilizado entre otros, en el sentido que hoy damos
al término “misionero”) que sería como decir hoy “Reina de los
misioneros”.
El título
“Reina de las Misiones” parece originarse en un momento muy posterior a esta
fecha, recién en la primera mitad del siglo XX.
En España, los Misioneros Vicencianos, editaron durante los años 1935 y
1956, una revista llamada "Reina de las Misiones", lo cual prueba que
ya en la década de 1930, se adjudicaba a María este título. Sin embargo, su
incorporación al vocabulario magisterial es posterior. Tal es así que en las
invocaciones finales a la virgen en los documentos misioneros modernos del siglo
XX escritos por Benedicto XV (Maximum Illud, 1919), Pío XI (Rerum Ecclesiae,
1926) y Pío XII (Fidei Donum, 1957) se la menciona como “Reina de los Apóstoles”.
Recién en la Exhortación Princeps Pastorum (Juan XXIII, 1959), se la invoca
como “Reina de las Misiones”. (Portada: Junio 1956)
La Imagen
1830 es un año clave: tiene lugar en París la primera aparición moderna de la Virgen Santísima. Comienza lo que Pío XII llamó la "era de María", una etapa de repetidas visitaciones celestiales que se han sucedido hasta nuestros días (La Salette, Lourdes, Fátima...).
La
tarde el 27 de Noviembre de 1830, estaba Sor Catalina Labouré, hermana
Vicentina, haciendo su meditación en la capilla del Convento de las Hijas de la
Caridad en París, cuando se le apareció la Virgen María (esta fue la segunda
aparición a la futura santa, a quien se le había aparecido cuatro meses
antes). Ella misma relata la aparición con estas palabras:
"Era
el 27 de noviembre de 1830, que caía el sábado anterior el primer domingo de
Adviento. Yo tenía la convicción de que vería de nuevo a la SS. Virgen y que
la vería "más hermosa que nunca"; yo vivía con esta esperanza. A
las cinco y media de la tarde, algunos minutos después del primer punto de la
meditación, durante el gran silencio, me pareció escuchar ruido del lado de la
tribuna, cerca del cuadro de San José, como el roce de un vestido de seda.
Habiendo
mirado hacia ese costado, vi a la SS. Virgen a la altura del cuadro de San José.
La SS. Virgen estaba de pie, era de estatura mediana; tenía un vestido
cerrado de seda aurora, hecho según se dice "a la virgen", mangas
lisas; un velo blanco le cubría la cabeza y le caía por ambos lados hasta sus
pies; debajo del velo vi sus cabellos lisos, divididos por la mitad, ligeramente
apoyado sobre sus cabellos tenía un encaje de tres centímetros, sin fruncido,
su cara estaba bastante descubierta. Sus pies se apoyaban sobre la mitad de un
globo blanco o al menos no me pareció sino la mitad, tenía también bajo sus
pies una serpiente de color verdoso con manchas amarillentas. Con sus manos
sostenía un globo de oro, con una pequeña cruz encima, que representaba al
mundo; sus manos estaban a la altura del pecho, de manera elegante; sus ojos
miraban hacia el Cielo. Su aspecto era extraordinariamente hermoso, no lo podría
describir.
De
pronto ví anillos en sus dedos, tres en cada dedo; el más grande cerca de la
mano, uno de mediano tamaño en el medio y uno más pequeño en la extremidad y
cada uno estaba recubierto de piedras preciosas de tamaño proporcionado. Rayos
de luz, unos más hermosos que otros salían de las piedras preciosas; las
piedras más grandes emitían rayos más amplios, las pequeñas, más pequeños;
los rayos iban siempre prologándose de tal forma que toda la parte baja estaba
cubierta por ellos y yo no veía más sus pies." (el relato continúa,
pero es esta primera parte de la aparición la que nos interesa destacar)
Luego,
el globo de sus manos desapareció, la Virgen bajó los brazos y luego la mirada
y habló a Sor Catalina, mandándole que haga acuñar una medalla haciendo
referencia a su Inmaculada Concepción, que se conocería más tarde
popularmente con el nombre de Medalla Milagrosa. Sor Catalina acaba su relato
con esta exclamación: “¡Oh que hermoso será escuchar decir: María es la
Reina del Universo y particularmente de Francia! Los niños gritarán: María es
la Reina de cada persona en particular”.
Pocos días después, en diciembre de 1830, la Santísima Virgen visita a Catalina por tercera y última vez, Con el mismo vestido color de aurora y el mismo velo, la Virgen María se hacer ver, sosteniendo nuevamente un globo de oro, rematado por una pequeña cruz. De los mismos anillos, adornado de piedras preciosas irradiaba, con intensidades diversas, la misma luz. Al narrar esta tercera aparición, Catalina comenta "Es imposible expresar lo que sentí y todo cuanto comprendí en el momento en que la Santísima Virgen ofrecía el Globo a Nuestro Señor”.
Si bien en la Medalla que se acuñó a partir de estas apariciones, la Virgen aparece con los brazos extendidos hacia abajo, Santa Catalina expresó en varias oportunidades la mayor significación de la imagen de la virgen con el mundo en sus manos, que recién consigue que se autorice su confección en el ocaso de su vida (Catalina muere en 1876). Esta imagen de la Virgen con el globo en sus manos, que actualmente se emplaza en el lugar de las apariciones y debajo de la cual reposa el cuerpo de Santa Catalina, se conocería popularmente como la “Virgen del globo”, y se la ha llamado también Reina del Universo, Reina del mundo, Reina de la Iglesia, Reina del pueblo... Esto, porque la imagen de Nuestra Señora con el mundo en sus manos, conduce a la idea de un dominio, un poder, un señorío y una autoridad sobrenaturales sobre el mundo. Entrado el siglo XX, la Virgen del Globo fue popularizada por la Sagrada Congregación de la Propagación de la Fe bajo el título de Reina de las Misiones.
A
mediados del siglo XX, junto con la aparición del título Reina de las Misiones
en documentos pontificios y otros textos misioneros, encontramos también a la
imagen de la Virgen del Globo asociada a este título. En Octubre de 1952, con
ocasión del Tercer Congreso Nacional Misionero en la ciudad de Monterrey (México),
se montó una exposición misional, para la que el arquitecto mexicano Efrén
Ordóñez realiza una talla de 2 metros en piedra artificial, de María Reina de
las Misiones basada en esta imagen. También en algunas portadas de la revista
antes mencionada de los Misioneros Vicencianos de España, se encuentran
representaciones de María Reina de las Misiones inspiradas en esta imagen.
Símbología
de la imagen de María Reina de las Misiones:
-María aplastando la cabeza de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella, la Inmaculada, tiene todo poder en virtud de su gracia para triunfar sobre Satanás. La antigüedad pagana representaba al vencido bajo los pies del vencedor y el Antiguo Testamento hace pasar a los vencedores sobre las cabezas de los vencidos. Todo ello nos recuerda las palabras del protoevangelio: «Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer. Y entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza» (Gén 3,15). Desde muy antiguo se ha interpretado en este sentido este texto de María y Pío IX lo aplica a María en el misterio de su Inmaculada Concepción.
-El
color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del
Apocalipsis, vestida del sol.
-El
globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.
-Sus
manos con anillos, transmitiendo rayos de gracia (si bien muchas
representaciones modernas no incluyen estos signos): señal de su misión de
madre y mediadora de las gracias que derrama sobre el mundo y a quienes pidan.
-El
globo bajo sus pies: Reina del cielos y tierra. Es el globo terrestre y
simboliza la universalidad del reinado de María, que se extiende en todo el ámbito
del reino de Cristo, reino de amor, de bondad y de bendición, y tierno y
delicado como el de una madre, que no tiene límites ni en el tiempo ni en el
espacio.
La Fiesta
No
existe una fiesta litúrgica dedicada a María Reina de las Misiones. Sin
embargo, existen constancias de que en España se celebraba ya en 1947 la fiesta
de María Reina de las Misiones el 31 de Mayo. Este día tiene dos significados
especiales:ç
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Es la fiesta litúrgica de la Visitación de María, donde se la
Virgen realiza su primer “peregrinar misionero” saliendo de su tierra de
Nazareth, para ir al encuentro de su prima Isabel, y “lleva a Jesucristo” en
su seno, para darlo a conocer a su prima. De esta manera, María se convierte en
la primera misionera en llevar a Jesucristo a los demás.