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Capítulo 9
Las Misiones de los Grupos Misioneros
Contenido
Como
ya se dijo anteriormente, además del compromiso con la comunidad de origen, el
Grupo Misionero presta un servicio misionero concreto “ad extra”, es decir,
fuera de su comunidad. Por un período, generalmente de tres años, el Grupo
Misionero establecerá contacto con una que será la “comunidad de destino”
de su actividad misionera específica. La comunidad de destino es, generalmente,
una Parroquia (o una parte de ella) en la cual no existe una comunidad cristiana
arraigada, a cuyo párroco, el Grupo Misionero ofrece su servicio misionero,
para acompañarla por un período de tiempo determinado, en el proceso de la
conformación de una comunidad cristiana.
El
objetivo último
de las Misiones de los Grupos Misioneros es anunciar a Jesucristo, único
Salvador, Señor y Mesías, e incentivar la conformación de una comunidad
cristiana viva y orante, lo suficientemente madura como para poder encarnar la
fe en el propio ambiente, es decir que, en lo posible, sea capaz de satisfacer
por sí misma sus propias necesidades [1]
y de anunciar la fe a otros grupos [2].
Si ya existe una comunidad cristiana en el lugar, el objetivo será apoyarla y
fortalecerla, incentivando a la gente a sumarse a ella.
El
Mensaje en toda misión debe ser Cristocéntrico.
Debe presentarse a Cristo como centro de la fe (los temas del kerygma hacen
precisamente esto). Un grave error que cometen algunos Grupos Misioneros es llevar su
propia advocación de la Virgen o el Santo de su devoción y mezclarlo con el
kerygma, lo cual puede llevar a crear confusión en la gente. El
mensaje de la misión debe ser netamente Cristocéntrico: Cristo, único
Salvador, Señor y Mesías.
Los
pasos que generalmente se siguen en este proceso misionero son los siguientes:
1.-
Determinación del lugar de Misión:
Obviamente,
antes que nada, el Grupo Misionero debe contar con la autorización y el apoyo
de su Párroco para realizar la misión.
Recién
entonces, el primer paso consiste en comunicarse con el equipo diocesano
de misión de su diócesis para ofrecerse y recibir información de cuál
será la comunidad de destino de la misión. A pesar del gran número de diócesis,
existen todavía grandes áreas en las que las Iglesias locales o no existen en
absoluto o son insuficientes con respecto a la extensión del territorio y a la
densidad y variedad de la población [3].
Es a estas comunidades que no pueden ser atendidas por sus párrocos, a las que
los Grupos Misioneros dirigen principalmente su acción evangelizadora.
En
esta etapa, el Grupo Misionero consigue información acerca de posibles lugares
de misión, evalúa las alternativas, las necesidades y, sobre todo, las
posibilidades del Grupo.
Puede
ser que el Párroco mismo consiga el lugar mediante contactos con otros
sacerdotes conocidos, o puede ubicarse un lugar que algún miembro del Grupo o
familiar conozca. Es necesario ponerse en contacto con el Obispo o con el
Director/Delegado Diocesano de OMP y el Equipo Diocesano de Pastoral de Grupos
Misioneros quienes, conociendo la realidad y necesidades de la diócesis,
designarán el lugar de misión.
Es
imprescindible establecer contacto con el Párroco a cuya jurisdicción
pertenece la posible comunidad de destino de la misión, puesto que es él quien
autorizará la misión y quien fijará los objetivos y lineamientos generales de
la misma.
Antes
de decidir asumir un lugar de misión, debe realizarse un análisis realista que
tenga en cuenta el tamaño del lugar (cantidad de familias), la cantidad de
misioneros y el tiempo disponible de misión. Si la comunidad es muy grande, y
se desea realizar visitas a las familias, puede ser contraproducente que queden
familias sin visitar (pueden despertarse susceptibilidades), salvo que se
planifique sectorizar la comunidad para visitarla por partes en misiones
sucesivas.
Si
la comunidad de destino de la misión pertenece a una diócesis diferente de la
del Grupo Misionero, es preciso contar con las autorizaciones del obispo
de la diócesis a la que pertenece el Grupo Misionero (para "salir" de
la diócesis) y del de la diócesis a la que pertenece el lugar de misión (para
"entrar" en la diócesis), como así también de ambos Directores
Diocesanos de OMP. En todo caso, se
debe comunicar el lugar de destino elegido para la Misión al Equipo Diocesano
de Pastoral de Grupos Misioneros, para una mejor coordinación y distribución
de los destinos de misión.
Actualmente
muchos obispos con sus equipos diocesanos de misión están exigiendo conocer y
autorizar a los grupos que se acerquen a su diócesis para proporcionarle los
lineamientos a seguir en la misión y evitar acciones que no concuerden con la
pastoral propuesta por la diócesis.
La
Pre Misión es la primera etapa de la Misión, que tiene como objetivos:
a.-
El conocimiento de la realidad de la comunidad de destino
b.-
La preparación de
la comunidad de destino para que la misión sea un tiempo de gracia.
c.-
La preparación del Grupo Misionero, tanto a nivel espiritual, como en cuanto a
las actividades que se desarrollarán durante la misión.
a.-
Conocimiento de la realidad de la Comunidad de Destino:
Los misioneros deben insertarse en el mundo sociocultural de aquellos a quienes
son enviados, superando los condicionamientos del propio ambiente de origen [4].
Por ello, antes de comenzar a preparar la Misión, es importante que el Grupo
conozca la realidad, y la gente de la comunidad de destino, puesto que la Misión
no es impersonal, sino que debe ser realizada en base a la realidad de la
comunidad.
El
GM debe ser consciente de que “ningún evangelizador es el dueño absoluto de
su acción evangelizadora, con un poder discrecional para cumplirla según los
criterios y perspectivas individualistas, sino en comunión con la Iglesia y sus
Pastores” [5].
Por ello, una vez definida la comunidad de destino de la misión, el Grupo
Misionero debe reunirse con el Párroco a cuya jurisdicción pertenece dicho
lugar, para que éste fije los objetivos de la misión y lineamientos generales,
a partir de las necesidades pastorales de la parroquia. El Párroco será la
primera fuente de donde el Grupo obtendrá información para conocer la
comunidad de destino.
Luego
de este primer acercamiento, y ya contando con la autorización y los
lineamientos del Párroco, el Grupo Misionero, o una parte del mismo visitará
la comunidad de destino para conocer la zona, hacerse una idea de la geografía
de la misma confeccionando mapas para una mejor organización de los misioneros
en su trabajo, establecer un primer contacto con la gente del lugar y así
detectar nuevas necesidades pastorales para la misión, e ir generando en la
gente la expectativa de la misma.
La
evangelización pierde mucho de su fuerza y de su eficacia, si no toma en
consideración al pueblo concreto al que se dirige, si no utiliza su
“lengua”, sus signos y símbolos, si no responde a las cuestiones que
plantea, no llega a su vida concreta [6].
Es preciso por ello, interiorizarse de la cultura y religiosidad popular de la
zona a misionar, para tomar conciencia de los valores y riquezas de la gente,
integrándolos en el proceso evangelizador [7].
Así mismo, es necesario tener una visión general de la realidad social de la
gente del lugar, conocer sus problemas, sus necesidades, sus inquietudes, su
forma de vida, para poder utilizar todos estos elementos para lograr una
efectiva inculturación del Evangelio.
Es
importante saber la visión que tiene la comunidad de destino respecto
a la Iglesia, a su Párrocos y a los misioneros. Se debe también conocer
y respetar los criterios y líneas pastorales de la diócesis de la comunidad de
destino
Es
preciso definir los lugares de la misión: dónde se alojarán los misioneros, dónde
se establecerá el o los centros de
misión (lugar para reuniones, celebraciones, actividades recreativas, etc.),
recorrido de eventuales procesiones o peregrinaciones, etc. Si existe una
capilla o templo, éste debe ser el centro de misión. Para el alojamiento de
los misioneros y otras actividades, puede solicitarse autorización en alguna
escuela o finca de la zona.
b.-
Preparación de la Comunidad de Destino:
Resulta de vital importancia que en una etapa previa al tiempo concreto de la
misión, se establezca un contacto personal con la comunidad de destino, para ir
generando con anticipación un clima de expectativa en torno
la misión, informando de los objetivos de la misma y las actividades que
se desarrollarán. En esta etapa, se puede invitar a la comunidad de destino
para que se prepare espiritualmente rezando por la misión que se desarrollará.
Es importante en esta etapa, incorporar al trabajo misionero a personas de la
comunidad de destino, ofreciéndoles para ello la formación que resulte
necesaria. De esta manera se favorecerá la continuidad del proceso
evangelizador luego de concluida la misión.
c.-
Preparación del Grupo Misionero:
Una vez conocida la realidad de la Comunidad de Destino, el Grupo está listo
para comenzar a preparar la misión. Es preciso elaborar un plan de misión que
contemple un periodo no menor a dos años ni mayor a cinco. Tendrá momentos
fuertes de una semana a un mes cada año, en los que el Grupo Misionero en pleno
convivirá con la comunidad de destino (generalmente en las vacaciones de verano
y/o de invierno) donde se realizará la actividad central de la misión. Es
recomendable que el Grupo Misionero o parte de él, realice visitas periódicas
a la comunidad de destino a lo largo del resto del año, para continuar el
trabajo iniciado durante los períodos fuertes de misión. Además, es también
recomendable la presencia del Grupo Misionero en la comunidad de destino en
ocasiones tales como Semana Santa y las Fiestas Patronales locales.
Debe
tenerse en cuenta que la prioridad máxima es la Evangelización, el anuncio de
la Buena Noticia que, unida a la promoción humana, no debe confundirse con mero
asistencialismo.
La
misión debe producir como fruto la promoción y formación de agentes o
comunidades que sean capaces de llevar por sí mismos la Pastoral Parroquial,
luego de finalizado el período de misión.
La
temática de la misión, salvo indicación en contrario del Párroco del lugar,
debe ser cristocéntrica, realizando en un primer momento el anuncio de los
temas fundamentales del kerygma: El Amor de Dios Padre, El Pecado, Jesucristo y
la Salvación, Fe y Conversión, el Espíritu Santo y la Comunidad Cristiana. No
corresponde al Grupo Misionero buscar difundir sus devociones particulares en la
comunidad de destino (santo o advocación mariana): su principal misión es
predicar a Jesucristo. Sí deberán tenerse en cuenta las devociones
particulares de la comunidad de destino, para integrarlas, ya sea en la temática
o en las celebraciones litúrgicas.
El
Grupo Misionero deberá prepararse intensamente en espiritualidad y formación
para la misión en diversos aspectos: bíblicos, litúrgicos, metodológicos,
morales, en los criterios pastorales establecidos por el Párroco de la
comunidad de destino y en el conocimiento de su realidad social, cultural y de
religiosidad popular. Es de suma importancia la preparación espiritual de los
misioneros. Insistir en la oración grupal e individual, la Eucaristía
comunitaria, y una buena confesión como preparación a la Misión.
En
cuanto a las actividades a planificar para el tiempo de Misión, las mismas
suelen dividirse en dos grandes grupos: por un lado las actividades que se
realizarán en las casas (visitas) y por otro, las que se realizarán en el/los
centros de misión. (Ver más adelante en el punto 3: La Misión).
Se
sugiere entregar al Párroco, antes de la misión, los materiales que se
utilizarán en la misma (folletos, guiones, talleres, etc.)
La
planificación de la Misión debe cimentarse en una profunda preparación
espiritual del Grupo Misionero, que tenga como pilar fundamental la oración
personal y comunitaria de los integrantes del Grupo. También es conveniente
comprometer a la comunidad de origen (todos los Grupos y Apostolados de la
Parroquia) para que acompañen con su oración el trabajo de los misioneros.
Un
momento especial dentro de esta etapa, es el Envío
Misionero que siempre se realiza antes de la Misión y consiste en
recibir nuevamente el Envío que Jesucristo hizo a sus Apóstoles el día de la
Ascensión. Acostumbra a realizarse durante la Misa. Ya sea antes de la Oración
de los Fieles o después de la Comunión, el Sacerdote hace pasar a los
misioneros, los presenta a la comunidad y los envía en nombre de la comunidad y
de Jesucristo a la Misión que van a realizar. Como símbolo, bendice y les
impone a cada uno sus Rosarios o Cruces Misioneras (a los nuevos que no tienen
todavía su Rosario Misionero puede entregárseles una cruz o medalla
provisoriamente). (Ver Espiritualidad Misionera)
En
la Misión, el Grupo intentará llegar a todas y cada una de las personas de la
comunidad para realizarles el Anuncio, y congregarlos
luego en la Comunidad Cristiana. Para ello se prevén distintos tipos de
actividades: por un lado, visitas a las casas y por otro, actividades que
congreguen a la gente para trabajar con más profundidad.
a.-
Visitas a las casas:
Las
visitas a las casas tienen por objetivo conocer a las familias de una manera
informal y establecer un vínculo más personal y fraterno con ellos.
En este ámbito de intimidad y cordialidad, se puede
dar un diálogo más profundo, permitiendo un encuentro más cercano
entre evangelizadores y evangelizados.
Para
organizar el visiteo de las casas, es conveniente haber realizado en la pre misión
un mapa de toda la zona, y
distribuir las casas entre las equipos (parejas, patrullas, etc.) de misioneros.
Conviene que cada equipo misionero numere las casas de su zona, identificando
visiblemente aquellas vacías, y para las ocupadas distinguir las de familias
católicas y no católicas.
Durante
las visitas es preciso que se dedique un tiempo considerable al conocimiento de
la familia (si éste no se realizó durante la pre-misión), sus inquietudes y
necesidades. De esta manera, la evangelización será un proceso "de corazón
a corazón". Si es que el tiempo de misión y la extensión de la comunidad
de destino así lo permiten, conviene realizar más de una visita a cada
familia: una primera visita puede ser de conocimiento, una segunda para tratar
la temática concreta de la misión y una tercera de despedida.
Durante
la primera visita puede resultar práctico entregar a la familia un folleto con
las actividades y horarios de la misión. De esta manera, la invitación será
recordada y llegará también a los que estaban ausentes. Luego de la 1° visita
(no durante la visita), conviene anotar en un cuaderno datos de la familia que
puedan servir en futuras visitas, utilizando para esto la numeración que se
indicó en el mapa. Pueden detectarse también necesidades especiales de la
familia: enfermos y ancianos, necesidades sacramentales y materiales, etc. Una
copia de toda la información recogida en las visitas (mapas y demás
anotaciones), debe ser entregada al Párroco del lugar, pues le servirá para
organizar mejor su actividad pastoral.
En
las siguientes visitas, se busca llegar al tema religioso: a través de una
lectura bíblica, un momento de oración compartida, etc. También puede
realizarse una bendición de la casa, llevarse una estampita o imagen para la
oración, etc. En una última
visita, los misioneros se despedirán e invitarán a la familia a esperarlos
para un próximo encuentro. Las visitas no se limitarán solo a las casas, sino
que también deberán visitarse aquellos sitios donde las personas del lugar se
congregan habitualmente (escuelas, lugares de trabajo, clubes, etc.).
b.-
Actividades en los centros de misión:
Es
recomendable que se prevean actividades en las que se integre a los diversos
sectores de la comunidad: niños, jóvenes y adultos (familias), teniendo en
cuenta sus disponibilidades horarias y sus distintas realidades y necesidades.
Es recomendable que se ofrezcan actividades tanto formativas (catequesis,
talleres, charlas, cursos) y litúrgicas (celebraciones de la Palabra, Misas,
otras expresiones de piedad como procesiones, viacrucis, momentos de oración,
etc.), como también recreativas (campeonatos deportivos, fogones, etc.). Al
respecto de las Celebraciones de la Palabra realizadas por laicos, conviene
dejar bien en claro que no se trata de una Misa, ni la suplanta, para evitar
confusiones en los participantes. Al respecto de las normas a observar en las
celebraciones eucarísticas, se recomienda la lectura de la Instrucción
Redemptionis Sacramentum, sobre algunas cosas que se deben observar o evitar
acerca de la Santísima Eucaristía (Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos, año 2004)
Se
acostumbra a convocar a los niños a encuentros específicos para ellos (Misión
de Niños, Misioncita, etc.), en horarios y lugares determinados, que
consisten en intercalar momentos de juegos, cantos y Catequesis. Se busca
adaptar el kerygma al nivel de los niños y transmitirlo de una manera festiva
(no como una "clase") y amena. Posiblemente se comparta con los niños
la merienda o el almuerzo, dependiendo del horario que convenga en la zona para
la realización de estos encuentros.
A
las familias se las convoca (si la extensión y distribución de las casas en la
zona lo permiten) para Misas o Celebraciones de la Palabra diaria, en las cuales
se transmite el contenido temático de la misión, utilizando lecturas y signos
apropiados para cada día. Es
importante al preparar las celebraciones religiosas el prestar especial atención
respetando las devociones populares de la gente: si hay algún santo o devoción
mariana propio de la zona, puede realizarse una Procesión con el santo o la
imagen de la Virgen.
Obviamente,
existen lugares de misión que por su extensión (las casas quedan demasiado
alejadas) no permiten este tipo de actividad diariamente, en cuyo caso, el
trabajo debe centrarse en las casas.
Para
los jóvenes pueden prepararse encuentros deportivos, guitarreadas, mateadas,
charlas, etc., adaptándose a las actividades propias del lugar, para
transmitirles el contenido temático de la misión de una manera juvenil y
adaptada a sus necesidades e inquietudes. Muchas veces las actividades
recreativas serán el "enganche" para atraer, en especial a los jóvenes,
a las demás actividades de la misión.
Es
importante tener presente las directivas del documento de Santo Domingo respecto
a la inculturación [8]: “La inculturación del
Evangelio es un proceso que supone reconocimiento de los valores evangélicos
que se han mantenido más o menos puros en la actual cultura; y el
reconocimiento de nuevos valores que coinciden con el mensaje de Cristo.
Mediante la inculturación se busca que la sociedad descubra el carácter
cristiano de estos valores, los aprecie y los mantenga como tales. Además,
intenta la incorporación de valores evangélicos que están ausentes de la
cultura, o porque se han oscurecido o porque han llegado a desaparecer. Por
medio de la inculturación, la Iglesia encarna el Evangelio en las diversas
culturas y, al mismo tiempo, introduce a los pueblos con sus culturas en su
misma comunidad; transmite a las mismas sus propios valores, asumiendo lo que
hay de bueno en ellas y renovándolas desde dentro [9].
La fe, al encarnarse en esas culturas, debe corregir sus errores y evitar
sincretismos. Los criterios fundamentales en este proceso son la sintonía con
las exigencias objetivas de la fe y la apertura a la comunión con la Iglesia
universal [10].
c.-
Respecto de la conformación de la comunidad cristiana:
Como
ya se dijo anteriormente, uno de los principales objetivos de la misión
consiste en conformar una comunidad cristiana viva, fraterna y orante que, en lo
posible, sea capaz de satisfacer por sí misma sus propias necesidades[11] . Para esto es preciso
que existan personas de la propia comunidad, capaces de guiar a la comunidad en
su caminar luego de que los misioneros hayan concluido su trabajo. Por eso, es
importante dedicar especial atención a detectar personas clave que puedan
servir como base para la comunidad, e incentivarla a asumir un protagonismo en
su Iglesia local. Si se encuentran
personas con estas características, es necesario darle formación especial para
que sean capaces de lograr este objetivo.
La
comunidad cristiana ha de establecerse, desde el principio de tal forma.
d.-
Respecto de la administración de Sacramentos en misión:
El
tema de la administración de sacramentos durante la misión, debe ser
cuidadosamente conversado previamente con el párroco de la comunidad de
destino. Es preciso informarse debidamente acerca de los requisitos, condiciones
y demás criterios de uso habitual en la parroquia y respetarlos debidamente. Es
recomendable que todas las certificaciones de los sacramentos administrados sean
emitidos por la parroquia y queden debidamente asentados en sus registros. Es
preferible que los sacramentos sean administrados por el párroco de la
comunidad, salvo expresa indicación de éste en contrario.
Los
misioneros deben adaptarse a los criterios pastorales establecidos por el párroco
de la comunidad de destino y adoptarlos como propios ante la comunidad. Con
respecto a algunos requisitos que pueden ser discutibles (bautismo de hijos de
madres solteras, edades mínimas para algunos sacramentos, etc.) o cuestiones
económicas (aporte monetario solicitado para la administración de algunos
sacramentos), es preciso que los misioneros los respalden ante la comunidad (aún
cuando tal vez no los compartan). Caso contrario, es preferible no tocar el tema
sacramental, puesto que el mostrarse en desacuerdo con algún criterio del párroco
frente a la gente, puede ser motivo de divisiones y causar daño en la comunidad
de destino. Esto es importante puesto que los misioneros son "aves de
paso" en las comunidades, y son los párrocos quienes, luego de la misión,
continuarán a cargo de las mismas. La misión del grupo misionero consiste en
acercar a la gente a la parroquia e integrarlos a la misma.
e.-
Respecto de la ayuda material a la comunidad de destino:
Es
recomendable que toda ayuda material que el Grupo Misionero lleve a la comunidad
de destino, sea distribuida a través de la Parroquia por medio de Cáritas, si
existiese esta institución, o si no, quedará a buen criterio del Párroco del
lugar.
Con
respecto a la administración de sacramentos y la ayuda material, es
recomendable que las misiones no se tornen meramente sacramentalistas ni
asistencialistas, ya que el Grupo Misionero está destinado a anunciar el
Evangelio y compartir más que nada su experiencia de Dios.
Todo lo anterior se menciona a título ejemplificativo y para dar una
idea general. En cada misión en particular, se verán cuáles son las
actividades más apropiadas.
La
Misión no se agota con la misión de verano, sino que recién comienza. Si es
que se está armando (o ya existía) una comunidad cristiana local, durante el año,
y hasta el próximo tiempo fuerte de misión, es importante acompañar a la
gente del lugar, preferentemente de manera personal y, en caso de que por la
distancia esto no sea posible, por
carta o por teléfono, viendo cómo sigue e incentivándolas a continuar
adelante. Por ello es muy conveniente si se puede, realizar algunas visitas
durante el año, aunque sea en grupos más pequeños para apoyar a la gente y
mantener vivo el entusiasmo transmitido durante la misión de verano.
Obviamente,
los frutos no se verán inmediatamente y será preciso perseverar con paciencia
y mucha fe hasta que comiencen a hacerse visibles (aunque al misionero no le
corresponde verlos).
Más
allá de todos los esfuerzos realizados en la preparación y realización de la
misión por parte del Grupo Misionero, conviene recordar que el verdadero
protagonista de la misión es el Espíritu Santo. Si bien “esta obra es
encomendada por Jesús a los
hombres: a los apóstoles y a la Iglesia (...) en estos hombres y por medio de
ellos, el Espíritu Santo sigue siendo el protagonista trascendente de la
realización de esta obra” [12]
Luego
de la Misión es imprescindible que el Grupo Misionero confecciones un informe
escrito de la Misión, en el cual detallará
cómo se realizó la preparación de la misión, las actividades
desarrolladas durante la misma, los frutos logrados durante la misión como así
también los que quedaron pendientes, y los próximos pasos a dar, en caso de no
ser la última misión en la comunidad de destino.
Conviene
confeccionar cuatro copias de este Informe, una para ser entregada al Párroco
de la Comunidad de Destino, otra para el Equipo Diocesano de Misiones y una
tercera para el Párroco de la Comunidad de Origen y una última para el propio Grupo Misionero.
A
continuación se presenta un esquema tipo de Informe de Misión:
a.-
Descripción de la Comunidad de Destino
-
Ubicación Geográfica: Aquí se indica la ubicación geográfica
de la zona donde se lleva a cabo la misión, indicando a qué Parroquia
pertenece.
-
Situación Social: Aquí se describe el tipo de población
(urbana, suburbana, rural), la situación social y fuente laboral principal de
sus habitantes, etc. Si hubieren otros problemas sanitarios o nutricionales, se
indicarán también aquí.
-
Situación Religiosa: Se consignan aquí datos acerca de la
realidad religiosa de la comunidad, como ser el porcentaje de católicos,
indicando de ser posible la proporción de practicantes (que al menos asisten a
Misa), existencia de templos de otros credos, etc. Con respecto a la
religiosidad de la comunidad católica, indicar si hay un templo católico en la
zona, frecuencia de Misas, patrono(s) tutelar(es) de la comunidad, etc.
-
Estructuras eclesiales existentes: En caso de existir una
comunidad organizada, indicar qué servicios se brindan: Catequesis, Cáritas,
otras asociaciones.
b.-
Objetivo Propuesto para la Misión
Los
objetivos de la misión, han sido fijados por el Párroco, en conjunto con los
misioneros.
Se
indicarán dos niveles de objetivos:
-
Objetivo General: a lograr luego del período de atención
misionera a la Comunidad (probablemente de dos a cinco años).
-
Objetivos Específicos: Objetivos más concretos que se buscará
alcanzar progresivamente con las distintas actividades a realizar durante el período
que dure la misión. Para los informes anuales, destacar los objetivos
propuestos para el año actual.
c.-
Actividades De la Misión
c.1.-
Actividades Planificadas:
Aquí
se enuncian las distintas actividades que se planificó realizar (antes de
llevar a cabo la misión), indicando qué objetivos se pretendía alcanzar con
cada una de ellas.
c.2.-
Actividades Realizadas
Se
describen aquí las actividades que efectivamente se realizaron, detallando los
resultados alcanzados en cada una de ellas. Corresponde incorporar aquí
el cronograma de actividades de la misión, indicando el horario diario de las
mismas. En caso de que hubieran actividades que no se hubieran podido realizar,
explicar las causas. Estas actividades, podrán agruparse en distintas categorías,
por ejemplo:
-
Visitas a las Casas:
Indicando de qué manera se organizaron las mismas. Conviene incluir aquí un
mapa de la zona de misión, marcando en el mismo los sectores o zonas en que se
subdividió para las visitas. Un dato muy valioso para el párroco de la
comunidad de destino, es el resultado del censo parroquial, que incluirá los
mapas de la comunidad de origen con indicación de la religión de los
habitantes de cada casa, y una breve descripción de la situación social,
sacramental y familiar de cada una de las familias.
También
se describirán las actividades realizadas en las casas, incorporando una copia
del material que se hubiere dejado a las familias en las visitas.
-
Actividades en el/los Centro(s) de Misión: Aquí se describen
todas las actividades celebrativas, formativas, recreativas, etc., que se
realizaron convocando a las personas de la comunidad a los Centros de Misión:
celebraciones, Misas, cursos, talleres, catequesis, misioncitas, procesiones,
etc... Pueden dividirse estas actividades en distintas categorías como por
ejemplo: para niños, para jóvenes, para familias, etc.
d.-
Evaluación y Propuestas para la continuidad de la Misión.
Para concluir el informe, se realizará una evaluación general de los objetivos
propuestos y los alcanzados. En caso de ser un informe parcial de Misión (no
del último año), se indicarán que objetivos quedan pendientes para misiones
posteriores, y en caso de ser el último año de misión, se indicarán
propuestas para que los miembros de la comunidad continúen el trabajo
evangelizador que se realizó durante el período de la misión.
Notas:
[1] AG 15
[2] RMi 33
[3] RMi 49
[4] RMi 53
[5]
EN 60
[6]
EN 63
[7]
Cfr RMi 53
[8] Documento de la IV Conferencia Plenaria del Consejo Episcopal Latinoamericano reunida en Santo Domingo, conclusiones, art. 230. En adelante SD
[9]
RMi 52
[10] RMi 54
[11] AG 15
[12] Rmi 21