La vida desde la misión
Enviado por la revista "Spiritus" - Diciembre de 2003
"¡Iglesia en América!", apelaban muchos de los oradores del Congreso Misionero de Guatemala, y la multitud de más de tres mil participantes respondía: "¡Tu vida es misión!!!". Esta afirmación de la vitalidad de la Iglesia desde la misión parecía a veces como un conjuro, frente a evidencias de una vida eclesial precaria, como para querer convencerse a sí mismo sobre esta verdad fundamental. Pero también contribuyó a animarse para la misión y organizarse como una celebración misionera.
La precariedad eclesial se manifestaba en el Congreso en dos teologías misioneras muy diferentes: por un lado, la insistencia en la plantación de la Iglesia, la ubicación geográfica de la misión, la animación para salir a la misión a Asia –sin tener en cuenta la realidad de las muy limitadas posibilidades para cumplir el encargo. Fue básicamente la presentación de una teología pre-vaticana, a pesar de insistentes citas del Concilio y Redemptoris Missio, pero desconectada con la reflexión teológica más actualizada de los últimos cuarenta años.
Por otro lado había felizmente también una fuerte y vigorosa presencia de otra teología misionera: los tres mil participantes acompañaron el relato del testimonio de los mártires en Guatemala con una silenciosa y meditativa atención y participaron en la oración al estilo maya en casi todas las liturgias. Esta teología se expresó también en las dos ponencias más destacadas del Congreso, sobre la misión desde la creación y su orientación hacia la vida. Merece un aplauso la decisión de pedir este aporte sobre la "misión para la vida" a una mujer – cosa que no se había visto en muchos años. Finalmente, fue en esta línea teológica que se plantearon los desafíos más interesantes a la misión.
El COMLA7/CAM2 quería ser una gran fiesta misionera de celebración y animación. Esta orientación del Congreso contrastaba con el fuerte énfasis de largas charlas que ocupaban todas las mañanas. Por el exceso de calidad o una exagerada simpleza, muchas de las ideas –las de la línea misionológica más superada, por lo demás, ya muy trilladas– no lograron plasmarse en conclusiones de mayor trascendencia. De esta manera, muchas conclusiones ya se conocen básicamente de Congresos anteriores: la insistencia en fomentar el espíritu misionero, la necesidad de la formación misionera y misionológica, etc.
Felizmente, las Conclusiones del COMLA7/CAM2 en este momento no tienen todavía su forma definitiva, sino que el Comité Central del Congreso tendrá tiempo hasta febrero 2004 para trabajar los aportes de los grupos temáticos. De esta manera se puede albergar la esperanza de recibir unas conclusiones mucho más claras y articuladas. Estas se deberían centrar en la modificación de la pastoral – la participación de los vicarios episcopales de pastoral de las diócesis centroamericanas en la preparación y realización del Congreso indicaría hacia esto. La perspectiva teológica de la misión actualizada del Congreso permitiría orientaciones para la misión desde la creación, desde el otro, a partir de los desafíos actuales, hacia la vida en su plenitud.
Conclusiones en este sentido permitirían que el ánimo y el lema del Congreso se hagan realidad en la vida diaria de las Iglesias de todo el continente: "Iglesia en América, tu vida es misión".