Representación

La Cruz de Matará

Autor: Miguel López Mena (lopezmena@lycos.com)

Nota: cada uno de los elementos de la cruz de matará (indicados en negrita en el texto), están hechos en cartón, y a medida que se los va nombrando en el relato, uno de los indígenas lo levanta y lo muestra al público. La cruz, también hecha de cartón se encuentra inicialmente echada en el suelo, invisible al público.

 

(En la escena se ven a los indios Matará trabajando en sus tareas cotidianas) A partir del descubrimiento de América, se inició una nueva etapa en la historia de la Evangelización. Jesucristo pudo llegar a una gran parte de la humanidad que hasta entonces había permanecido desconocida, de la mano de valientes misioneros que dejaban su tierra para venir a predicar el Evangelio en estas tierras lejanas.

 

(Entran los misioneros.) Corría el año 1594, cuando un grupo de misioneros jesuitas llegó al actual territorio de Santiago del Estero, a orillas del Río Salado, donde vivía una tribu de indígenas llamados Matará.

 

Lo primero fue ganar su confianza para poder conquistar sus corazones. Luego hubo que aprender su lenguaje para poder comunicarse con ellos y hablarles de Jesucristo. Pero ¿cómo podían hacer para que estas personas pudieran recordar el Mensaje, si no sabían leer ni escribir? Así nació la idea de tallar en la madera la Buena Nueva que venían a anunciar, y poco a poco fueron construyendo juntos la "Cruz de Matará". (Los indios elevan un poco la cruz, que queda inclinada frente al público. Uno de ellos hará como que va tallando la cruz a medida que avanza el relato. En este momento se colocan los elementos "1594" y "Matará" en la cruz. A partir de ahora, cada elemento que se nombre se mostrará al público y se irá colocando en la cruz.)

 

Les dijeron que les venían a hablar de Aquel que es el principio y el fin de todo, el alfa y el omega. Les venían a hablar de Dios, el que había creado todo. El creó el sol y la luna y puso las estrellas en el cielo.

 

Les contaron cómo los hombres se habían alejado de Dios, y cómo éste había enviado a su hijo único, Jesucristo, para salvarlos. Les contaron cómo Jesucristo había pasado por el mundo haciendo el bien, obrando prodigios y milagros.

 

También les hablaron de la Última Cena, y de cómo Jesús nos había dejado el gran regalo de su Cuerpo y Sangre hechos pan y vino en la Eucaristía, antes de ser hecho prisionero. Les hablaron de Pedro, y de cómo lo había negado tres veces antes de que cantara el gallo.

 

Les contaron cómo Jesucristo fue conducido ante Pilatos quien lo mandó a azotar, y cómo los soldados lo despojaron de sus vestiduras y se sortearon su manto.

 

También les contaron que fue condenado a morir en la cruz, y cómo con martillo y clavos, fueron clavados sus manos y pies en ella. Les hablaron también de su Madre, la Virgen María que lo había acompañado fiel hasta el final en todos sus sufrimientos, hasta que no resistiendo más su maltratado cuerpo, entregó su alma y murió.

 

Les contaron cómo poco después, un soldado le atravesó el costado con una lanza para comprobar si efectivamente había muerto y cómo bajaron (escalera) su cuerpo de la cruz para sepultarlo.

 

También les hablaron de cómo tres días después, Jesucristo resucitó glorioso de entre los muertos para librar a la humanidad de las llamas del infierno que se había ganado al alejarse de Dios, y cómo podían ellos, los Matará, hacer suya esa salvación aceptando y honrando a Jesucristo como Dios y Salvador.

 

Fue así como aquellos primeros misioneros encontraron la manera de anunciar el Evangelio de Jesucristo entre los primeros pobladores de nuestras tierras, quienes recibieron al Dios de Jesucristo en sus vidas para poder adorarlo y glorificarlo desde entonces hasta nuestros días. (la cruz se eleva en el aire, y el misionero y los matará se postran en adoración ante ella, cantando "Gloria a Dios")