Obra San Pedro Apóstol

La Obra de San Pedro Apóstol (OSPA) es una Obra Misional Pontificia que busca sensibilizar a todo el Pueblo de Dios sobre la importancia del Clero  Local en los territorios de Misión, e invitarlo a colaborar espiritual y materialmente en la formación de los candidatos al sacerdocio y a la vida consagrada en las Iglesias Misioneras. (Cooperatio Misionalis)

Esta Obra aún no se encuentra presente en Salta. Para información general, incluimos aquí los objetivos e historia de la misma.

Finalidades

La Obra San Pedro Apóstol tiene como finalidades principales:

Un poco de Historia…

Fundada en 1889 en la ciudad de Caen (Francia) por la intuición y el coraje de dos mujeres: Estefanía y Juana Bigard (madre e hija). Comprometidas con las necesidades de las misiones, venden todos sus bienes y cimentan las bases de lo que luego será la Obra de San Pedro Apóstol (OSPA).

En 1894 Juana imprimió el primer prospecto de la "Obra Apostólica para las Misiones". A partir de entonces, la Obra se extiende por toda Europa y los demás continentes.

Pero el Señor no sólo le pidió este apostolado, sino también su propia vida, siendo así que su salud comienza a deteriorarse cada vez más. Pero ella consagra su dolor a Dios: su preocupación por sus "hijos espirituales" (46 sacerdotes y 70 seminaristas) la lleva a entregarse por completo: "Dios mío, caro me hacéis pagar el honor de ser la madre adoptiva de vuestros sacerdotes. Pero es una debilidad lamentarse delante del crucifijo".

En 1922, Pio XI la eleva a la categoría de "Pontificia". En 1927 fue ordenado el primer obispo japonés, Mons. Genaro Hayasaka, quien de seminarista, fue el beneficiado con la última beca perpetua fundada por su "madre" antes de morir.

Poca información se tiene en la Arquidiócesis de Salta acerca de la existencia y accionar de esta Obra Pontificia durante el siglo XX.  En documentación que consta en el Archivo del Arzobispado, se la menciona en el año 1938,cuando se nombra como su director al RP José M Parodi sdb, junto con las otras 2 Obras Misionales Pontificias (Propagación de la Fe y Santa Infancia). Aparentemente, la actividad de esta Obra durante las décadas de 1930 al 1980, parece haberse restringido a la promoción de una Colecta anual, que encontramos expresamente mencionada en el Boletín Oficial de la Arquidiócesis de Enero/Febrero de 1966, junto a las colectas del Día Misional, de la Santa Infancia y Pro Afris. A partir de aquí, no se encuentra mención a la Obra en ningún otro documento, por lo que parecería haberse extinguido.

Su aporte es fundamental

Para tener una idea de la importancia de la OSPA, en 1998 recogió y distribuyó las siguientes contribuciones:

Continente

Aportado

Recibido

Africa

U$ 135.179,43

U$ 21.082.662,35

América

U$ 4.139.330,18

U$ 1.988.920,00

Asia

U$ 723.326,83

U$ 10.749.446,26

Europa

U$ 20.368.036,90

U$ 353.280,00

Oceanía

U$ 319.310,41

U$ 590.950,00

En la actualidad, constatamos con alegría, el florecimiento de vocaciones nativas, pero así mismo, es más urgente solidarizarnos con las necesidades de las mismas. Hoy como ayer, estamos llamados a colaborar espiritual (a través de la oración y sacrificio) y materialmente (según nuestras posibilidades) para que ninguna vocación sacerdotal o consagrada se pierda por falta de recursos económicos.

"Cien años después de su fundación (1889), la Obra de San Pedro Apóstol está lejos de haber acabado su misión… El crecimiento del clero autóctono podría detenerse a causa de la insuficiencia de los recursos disponibles. Según el testimonio de numerosos obispos de los países de misión, más de una diócesis hoy día correría el peligro de ver reducida su esperanza de contar con un clero autóctono, si no gozara de la ayuda aportada por la OSPA. No cerremos nuestro corazón: ¿lo que hemos recibido de su bondad, démoslo también nosotros con alegría! ¡Que la bendición de Dios sea la recompensa para todos aquellos que se asocian a la Obra de San Pedro Apóstol y para todos aquellos cuya vocación favorece!" (Juan Pablo II, Carta Apostólica en ocasión del centenario de la OSPA, 1/10/1989)

 

¡¡TODOS PODEMOS SER MISIONEROS!!