Conclusiones del Congreso Continental sobre Iglesia e Informática
“1. Constatamos,
en la realidad actual, un mundo de cambios acelerados, una cultura dinámica que
hace difícil un pronóstico del futuro y que presenta incertidumbres y
sufrimientos. El rostro de la cultura contemporánea muchas veces se presenta
como alienante, dejando vacíos en los que es urgente hacer presente a la
Iglesia, y así cumplir con la misión de continuar en el mundo la obra de
Cristo, en atención a los signos de los tiempos para interpretarlos a la luz
del Evangelio. La Iglesia ha de entrar así en las entrañas de la cultura
digital y en la conciencia del cambio de paradigma, para colaborar a que
adquieran un auténtico sentido, según los valores del Reino de Dios, poniendo
un especial énfasis en que de esta cultura no quede nadie excluido y que sus
ventajas no se pongan al servicio de procesos que los marginen.
“2. Ante un pluralismo relativista e individualista del pensamiento dominante,
la Iglesia propone una cultura de reconciliación y de comunión interpersonal
que lleve a una cultura de diálogo, de encuentro y solidaridad. Las nuevas
tecnologías, integradas en el trabajo pastoral, en la familia, la escuela y en
general en los grupos intermedios, dan la posibilidad de tomar con fuerza la
responsabilidad de aprender la convivencia e integrar las distintas vocaciones.
Los nuevos paradigmas de modelo de sociedad que genera la cultura digital son un
desafío para seguir construyendo la Iglesia como comunión, pasando de una didáctica
puramente magistral en la evangelización, a la didáctica de la confrontación
Evangelio vida.
“3. También descubrimos alegrías y logros que han de abrirnos a la
esperanza. La esperanza de los cristianos se fundamenta en Jesucristo; su
Resurrección es el cumplimiento de todas las promesas del Padre y por ello
tenemos esperanza en el hombre y en sus realizaciones. El proceso de la
evangelización es, a su vez, un proceso de comunicación. La comunicación
tiene como modelo la comunión trinitaria. En Internet, la Iglesia, como todos,
puede disponer de espacios con mayor autonomía y libertad que quizá en otros
medios. La cultura de la imagen posibilita una comunicación más global entre
las personas que facilita la evangelización: Cristo es Icono del Padre y la
Iglesia siempre ha utilizado la imagen. Así pues, también vemos ‘semillas’
de esperanza en la evolución de la cultura actual y acogemos con confianza los
nuevos lenguajes de la cultura mediática. Son indicios de la presencia genuina
de la Iglesia en Internet: Mostrar la alegría y la riqueza de la fe, la comunión
de los creyentes, la proclamación de la trascendencia en el Resucitado. Nuestra
presencia en Internet debe ser no sólo muy digna y dignificante, sino
profesional, impulsada por el deseo de excelencia y máxima interactividad. Si
el medio se deteriora, en vez de potenciar, mata el contenido.
“4. El surgimiento de una cultura digital se ha de desarrollar desde la óptica
evangélica, desde una antropología que la humanice y desde una teología que
propicie apertura a la trascendencia de los hombres y mujeres de hoy y del
futuro. Esta nueva forma de relacionarse y de vivir ha de encaminarse hacia el
encuentro con Cristo, camino de solidaridad y de comunión. Toda ética se
fundamenta en la dignidad humana, es decir, en la persona en cuanto creada a
imagen y semejanza de su Creador, siempre y en todos los casos un fin en sí
misma y nunca un medio. Los medios, por su propia definición, son instrumentos
al servicio del hombre. Por tanto, urge trabajar en orden a salvaguardar los
principios éticos garantes de dicha dignidad humana: solidaridad, apertura al
diálogo y fundamentados en lo razonable más que en el de la imposición
autoritaria.
“5. El ser humano es comunicador por naturaleza y, por tanto, ha de ejercer
con sentido de la responsabilidad su libertad de comunicación y de expresión,
sabiendo traducir todo compromiso en una acción veraz, transparente,
profesional y rigurosa, que sea coherente con la propia vida. Estos mismos
principios se hacen extensivos a toda institución, organización y, muy
especialmente, a aquellos que tengan que ver más directamente con la Iglesia.
“6. Constatamos que los Medios de Comunicación Social, en cuanto generadores
de información, entretenimiento, etc., son un vehículo eficaz para la
transmisión de valores y actitudes positivas para la persona. Por tanto,
resulta imperativo el fortalecimiento de planes educativos en donde garantizar
la formación de los receptores de la comunicación, así como el estudio de
alianzas estratégicas con otros organismos, en donde saber obtener respuestas y
ayudas para formar el espíritu comunicativo y crítico.
“7. Proponemos asumir como Iglesia el apoyo, acompañamiento y dedicación
personal a los que trabajan en los Medios de Comunicación en su ejercicio
profesional. Así pues, y tras la experiencia aportada por la RIIAL con la
constitución de tres foros de discusión (Técnico, Contenidos, Análisis y
Prospectiva), y continuando el trabajo ya realizado, se solicita desde este
Congreso la creación de un nuevo grupo de discusión denominado “Ética en
los Medios de Comunicación Social”, en donde abordar las cuestiones relativas
a la persona humana en cuanto sujeto de la comunicación.
“8. Somos conscientes de la importancia de las tecnologías para el desarrollo
integral de la persona. La Iglesia ha de comprometerse en que los nuevos
instrumentos mediáticos lleguen a aquellos que carecen de los mismos, así como
valorar el bien cultural y humano por encima del lucrativo y económico.
“Por otro lado, han de procurarse los instrumentos adecuados para el trabajo y
colaboración con aquellos que ya poseen tecnología, para que se abran al marco
solidario del bien común y participativo de los ‘últimos’ y más
desfavorecidos. Es fundamental que todos los latinoamericanos, especialmente los
más pobres, tengan un acceso adecuado a las nuevas tecnologías y, con ellas, a
la circulación de conocimientos, al diálogo con otros y al reconocimiento de
su propia palabra y experiencias.
“La denominada ‘brecha digital’ es un desafío que no podemos ignorar y
que se refiere a nuestra capacidad de ser solidarios así como a nuestra
posibilidad de anunciar el Evangelio como una Iglesia-comunión, que busca
incansablemente mejorar su testimonio de vida y el establecimiento de
‘sinergias’ comunitarias.
“9. La educomunicación, como campo de diálogo interdisciplinario, requiere
un cambio de paradigma en la educación para involucrar a toda la comunidad
educativa en la construcción colectiva del conocimiento, en la propia formación
y en el aprovechamiento de los procesos comunicativos. Es necesario aprender a
profundizar en la pluralidad de las culturas juveniles.
“Afirmamos la vigencia del papel del maestro como comunicador y facilitador de
procesos, que parte de la propia experiencia cotidiana y que fortalece la
actitud crítica, frente al conocimiento, la historia y la cultura.
“La educomunicación se aparta de la utilización de la información como
poder, propicia cambios y señala que la semilla de la comunicación está en la
comunidad. Además contribuye a la formación de ecosistemas educativos
integrados en el que participan diversos actores, ambientes, contextos y
procesos.
“10. El ‘e-learning’ en la Iglesia debe extender la posibilidad de
capacitar los agentes pastorales en las diversas áreas. La metodología propia
del ‘e-learning’ supone y permite ‘aprender haciendo’. Para ello es
necesario desarrollar contenidos coordinadamente, sin repetir experiencias y
adecuando el contenido al medio en que es transmitido. No sólo deben
aprovecharse las plataformas específicas para el ‘e-learning’, sino también
aprovechar los medios más sencillos y de mayor alcance, partiendo desde el
correo electrónico. Este criterio no debe ser un impedimento para lograr la
mayor profesionalidad posible, presentando el mensaje cristiano y eclesial de
manera digna y adecuada.
“11. Capacitar a los agentes de pastoral para aprovechar esta modalidad de
educación a distancia para la evangelización. El profesor necesita una
capacitación para traducir los métodos tradicionales en una clase interactiva
por Internet. Tiene que haber mediaciones para llegar al alumno. Se requiere una
tutoría tanto para los profesores como para los alumnos.
“12. Facilitar herramientas y recursos humanos para andar este camino del
‘e-learning’. Partir de las necesidades y posibilidades de la persona y de
las comunidades para escoger las herramientas apropiadas para cada caso. Se
requieren técnicos, tutores, correctores y coordinadores locales del programa,
es decir, un grupo interdisciplinario de facilitadores preparados para coordinar
esfuerzos y abrir caminos.
“13. Formación de técnicos y soluciones tecnológicas para la Iglesia:
Promover la creación o consolidación de Oficinas de Informática en el ámbito
de las Conferencias Episcopales y Diócesis, asignando al menos a un técnico
responsable de manera estable, que tenga un adecuado conocimiento de la realidad
eclesial en la que desempeñará su tarea como así también una sólida formación
técnica, susceptible de actualizarse permanentemente, con capacidad para
trabajar en equipo e interdisciplinarmente.
“Al momento de adquirir herramientas informáticas, aprovechar los convenios
existentes con empresas del sector informático y buscar la realización de
nuevos convenios conforme lo determine la necesidad y conveniencia técnica y
económica.
“14. Software: desarrollos eclesiales y uso de sistemas en general:
Los desarrollos de software para la Iglesia deben apoyarse en las experiencias
existentes operativamente en la Iglesia. Al momento del análisis deben
considerarse las herramientas tecnológicas disponibles, la necesidad común del
desarrollo propuesto, los costos globales de implementación (no sólo el costo
de licenciamiento de software) y la posibilidad técnica real de los usuarios
finales para poder utilizar estos servicios, ya sea porque carecen de recursos
actualizados o porque tienen acceso a las últimas tecnologías.
Asimismo se recomienda la utilización de estándares que permitan a los
sistemas tanto el diálogo como la migración a otros sistemas, como así también
formar a los responsables eclesiales en el ámbito de la informática sobre la
importancia de conocer y respetar las condiciones de licenciamiento del
software, por un compromiso moral superador de la obligación legal.
“15. Selección Tecnológica: Los usuarios e instituciones poseen
recursos muy disímiles para aprovechar los beneficios de la informática, ya
sea por exceso o por defecto. Por ello, ante la necesidad de seleccionar y/o
diseñar una solución disponible en el mercado, se propone utilizar un criterio
que permita incluir efectivamente como beneficiarios a la mayor cantidad de
usuarios posibles, buscando una justa relación entre costo y beneficio, usando
tanto de las soluciones simples como las sofisticadas, de acuerdo al ámbito de
la aplicación tecnológica y al destinatario de los servicios.
“16. Páginas Web: El uso creciente y extensivo de Internet para la
difusión del mensaje evangelizador de la Iglesia, tanto por parte de quienes
generan contenidos como de quienes los leen, amerita un esfuerzo adicional por
lograr una mejor conjunción entre las actividades pastorales y las comunidades
virtuales y reales que hacen uso de la Web, como así también fomentar su
proyección misionera hacia quienes navegan en Internet en busca de Dios y de un
sentido para su vida, considerando también en el diseño y tecnología
aplicados a los usuarios concretos que visitarán los sitios. Esto debe ir
acompañado de un crecimiento en la conciencia del sentido complementario que
este fenómeno tiene en la comunidad eclesial, dado que la presencia real de la
Iglesia (como las parroquias) y sus signos sacramentales son irremplazables.
“17. La presencia de la Iglesia y del Evangelio en Internet nunca debe ser
planteada como un sustituto de la Iglesia misma, sino como un medio inteligente
y atractivo, el nuevo areópago para llegar tanto a los bautizados como a los no
creyentes. Nunca ha de ser considerado un fin sino un medio.
“18. Nuestra misión católica en Internet no puede olvidar la dimensión
profética, que pretende anunciar con ardor, talento y convicción los valores
del Evangelio, así como denunciar todo aquello que significa desprecio, opresión
y explotación de la persona y de la sociedad humana, desde el comercialismo, el
materialismo, la globalización hegemónica.
“19. Incluir dentro de las orientaciones pastorales de las conferencias
episcopales y de las diócesis procesos de sensibilización sobre la
importancia del uso de la Informática e Internet para la nueva evangelización.
“20. Promover, dentro de las conferencias episcopales, instancias eclesiales e
instituciones educativas, la reflexión teológica acerca de la nueva cultura
digital.
“21. Dar continuidad a las conclusiones de este Congreso mediante sucesivos
encuentros diocesanos, regionales, nacionales y continentales para favorecer la
formación de los agentes de la evangelización particularmente al uso de la
Informática e Internet.
“22. Suscitar experiencias concretas de complementariedad, coordinación y
comunión con el uso de informática e Internet.
“23. Desde el CELAM proponer a las conferencias episcopales y a las diócesis
una estructura orgánica más homogénea y adecuada para los organismos al
servicio de la comunicación social”.+