Familias
Misioneras
Fuente
principal: OMP Colombia
Son
muchas las familias que, de distintos modos, dedican su tiempo a la
animación y la cooperación misionera.
Las
Obras Misionales Pontificias de cada país, han ido organizando en la
última década, servicios de animación misionera para las famlias para
animar los movimientos familiares, a los agentes de pastoral, a las
familias de niños y jóvenes de Infancia y Juventud Misionera, a las
Parroquias.¿Qué realiza la familia en cada uno los niveles?
Para ser Misionera dentro del propio hogar, la familia se
propone:
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Ser verdadera comunidad de vida y de amor. Tener a Dios amor como centro del hogar.
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Transmitir y cuidar responsablemente de la vida de todos los miembros de la familia.
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Apreciarse, valorarse, compartir lo que se es y ayudarse a progresar en todos los aspectos.
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Comprenderse, reconciliarse y reflejar en familia el amor y la paz de Dios.
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Ser Iglesia en pequeño: comunidad eclesial viva, dinámica y misionera. |
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Hacer cada día la “Escuela de amor con Jesús” escuchando bien la Palabra, meditándola, orándola, viviéndola y comunicándola a otros hermanos.
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Compartir la educación en la fe.
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Compartir en familia la oración y la Eucaristía.
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Animarse los unos a los otros para incrementar el espíritu misionero universal.
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Formarse para la misión “más allá de las propias fronteras”.
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Participar en el encuentro de iniciación a “Familia Misionera”.
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Realizar el “encuentro semanal de familia”, en el cual se escucha la Palabra de Dios, se comparten las experiencias de familia y se preparan para servir a otras familias. Aprovechar los guiones y otros materiales misioneros elaborados para el crecimiento como Familia Misionera.
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Informarse sobre las misiones en familia.
Para ser misionera en su comunidad, la familia se
propone:
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Ser familia amiga de todos, de puertas abiertas y corazón sin fronteras.
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Ayudar a otras familias para que sean verdaderas comunidades de vida y de amor.
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Compartir la oración con familiares y amigos.
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Anunciar el Evangelio a familiares, amigos vecinos, compañeros de trabajo, compañeros de estudio y a otros hermanos de la comunidad.
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Visitar cada mes, en familia, a una familia necesitada. Compartir el propio pan y la fe con las familias más necesitadas. Llevarles la
Palabra, la vida nueva y el amor de Dios. |
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Colaborar con la pastoral de la parroquia.
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Animar a otros familiares y amigos para que sean buenos misioneros.
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Apoyar la formación y el servicio de las vocaciones misioneras.
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Participar en una Eucaristía – Encuentro mensual con otras “Familias Misioneras” para compartir testimonios misioneros, recibir aportes formativos y proyectar servicios misioneros para las familias de la comunidad.
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Participar también en la “Convivencia semestral”, en la cual se intercambien experiencias misioneras, se estudie un tema formativo y se acuerden líneas de acción para el servicio misionero a las familias.
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El amor es expansivo, por lo tanto la familia evangelizada, indefectiblemente se convierte en familia evangelizadora que lleva a la familia a compartir con familiares, amigos, compañeros de trabajo y vecinos, la experiencia de vivir y sentirse discípula misionera.
Para ser misionera hacia todas las gentes, la familia se
propone:
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Vivir en comunión con la Iglesia diocesana y del mundo entero.
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Ofrecer el testimonio de vida cristiana por las misiones y por los misioneros. Consagrarse a vivir santamente por las misiones.
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Ofrecer, cada día, oraciones y sacrificios por las misiones del mundo entero.
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Mantener activa la “alcancía misionera” y contribuir con una generosa ofrenda económica a las necesidades de los misioneros y de las misiones católicas.
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Tener un corazón misionero universal para servir a todas las gentes.
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Salir a evangelizar al lugar donde Dios envíe, más allá de las propias fronteras.
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Ayudar a otros hermanos a que realicen servicios misioneros, sobre todo a favor de los no cristianos.
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