Estructura y Organización de los Grupos Misioneros |
Organización de los Grupos
Misioneros a nivel Internacional, Nacional y Diocesano
El
Santo Padre es el principal responsable de la evangelización a nivel mundial.
El ha encomendado a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (una
Congregación de la Santa Sede, que depende directamente del Papa) la dirección
y coordinación de las misiones a nivel universal.
De
ella dependen las Obras Misionales Pontificias, que están presentes en todo el
mundo y en cada diócesis. Estas Obras Misionales poseen a nivel internacional
un Presidente, que tiene su sede en Roma. Cada una de las cuatro Obras, tiene un
Secretario General, también con sede en Roma. A nivel nacional,
hay un Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias, y un
Secretario Nacional para cada una de ellas.
A nivel nacional, la Conferencia Episcopal, integrada por los obispos de las diócesis de cada país, es el principal responsable de la misión. La CE se organiza en Comisiones de trabajo, presididas e integradas por los obispos. Una de ellas es la Comisión Episcopal de Misiones (CEM), que tiene el cometido de incrementar la evangelización «ad gentes», la animación y la cooperación misionera en sus diversas formas, y mantener las relaciones con la Congregación para la evangelización de los pueblos y con la Conferencia episcopal, para garantizar la unidad de acción. Dependiente de esta Comisión funciona un Concejo Nacional de Misiones o Concejo Misionero Nacional que busca integrar y coordinar el esfuerzo de todas las instituciones, congregaciones y comunidades misioneras a nivel nacional. Este Concejo adopta distintas organizaciones dependiendo del país, pero generalmente está presidido por el mismo presidente de la CEM, y está integrado por el Director Nacional de OMP, los Secretarios Nacionales de las cuatro OMP. También pueden incluir representantes de cada región pastoral (generalmente un Director Diocesano de OMP), representantes de las congregaciones religiosas misioneras masculinas y otro de las femeninas y, en algunos países, representantes laicos de los Grupos Misioneros.
No
existe una forma de organización definida para los Grupos Misioneros, sino que
cada país determina la manera de organización que considera más conveniente. Dependiendo
del plaís, los Grupos Misioneros pueden constituir un Equipo Nacional de Grupos
Misioneros dependiente del Concejo Nacional de Misiones, o en otros casos, un
Secretariado Nacional, dependiente de la Obra de la Propagación de la Fe.
En algunos países se constituyen Equipos de este tipo por regiones pastorales, que agrupan varias diócesis.
A
nivel diocesano, el Obispo es el principal animador y responsable de la misión.
El nombra un Delegado Episcopal para las Misiones que será quien específicamente
tendrá a su cargo la animación misionera diocesana, ayudado en esta tarea por
un Equipo Diocesano de Pastoral Misionera (o Equipo Diocesano de Misiones). Como
en cada diócesis debe existir una dirección diocesana de OMP, suele ser
recomendable que quien es el Director Diocesano de las OMP, sea también el
Delegado Episcopal para las Misiones.
También
puede existir en cada diócesis un Delegado Diocesano de los Grupos Misioneros o
Secretario Diocesano, que
puede ser designado por el Delegado Episcopal para las Misiones o elegido por
los Grupos Misioneros. El delegado diocesano de los GM tiene la responsabilidad
de animar misioneramente a los Grupos, velar porque los mismos estén en
contacto, y ser su representante ante el Delegado Episcopal para las Misiones.
Todos
los Grupos Misioneros deben estar
integrados a la Pastoral Misionera Diocesana para realizar un trabajo conjunto y
en sintonía con el resto de la diócesis y con los lineamientos que se
propongan desde el Concejo Nacional de Misiones y las OMP tanto a nivel diocesano como nacional.
Organización Interna del Grupo Misionero
Como
ya dijimos, los Grupos Misioneros se conforman principalmente en Parroquias,
pero también en Colegios, Universidades u otro tipo de ámbitos que les pueda
dar acogida. Se integran con jóvenes y adultos que muestren interés en ser
miembros activos. Es imprescindible que el Grupo
Misionero cuente con el aval del Párroco o encargado de la Comunidad de Origen,
dado que “ninguna obra puede arrogarse el nombre de católica sin el
asentimiento de la legítima autoridad eclesiástica”.
De
acuerdo a la realidad pastoral local, a la cantidad y calidad de los miembros
del Grupo, pueden asumir distintas formas de organización:
·
Grupo
Único:
Muchos trabajan a nivel de la formación en un único grupo, lo
cual fortalece la convivencia y la fraternidad. Sin embargo, si el
Grupo es muy numeroso, suele ser conveniente trabajar en sub-grupos.
También existen otros factores que pueden hacer deseable una división, como se
verá en los ejemplos que se citan a continuación.
·
Separación
por edades:
Aquellos Grupos en los que existe un
amplio rango de edades, suelen dividirse para las reuniones de formación en
grupos más pequeños, separando en jóvenes y adultos. Por supuesto,
siempre existen actividades comunes, para fortalecer la comunión de toda la
comunidad, como por ejemplo la oración, la liturgia y el apostolado.
·
Separación
por sexo:
Esta separación suele hacerse sobre todo en los Grupos de adolescentes,
puesto que en su formación suele ser conveniente a veces, esta división.
Nuevamente, la separación suele darse únicamente a nivel de encuentros de
formación.
·
Separación
por actividades:
Suele darse este tipo de división en Grupos que tienen varios apostolados
(por ejemplo, si algunos realizan su apostolado con niños, otros con enfermos,
otros con jóvenes, etc. ), o tienen varios destinos de misión, etc. En este
caso, puede requerirse formación específica para el apostolado y la preparación
de las actividades para los mismos.
El
Asesor del Grupo Misionero
Siempre
es conveniente que el Grupo Misionero tenga como referente a un sacerdote o
religioso que asuma el asesoramiento espiritual. Se
proponen las siguientes pautas para orientar la actividad del asesor del GM:
·
Mantiene
un diálogo continuo con los miembros del Grupo
·
Orienta
el proceso formativo y espiritual del Grupo, aconsejando en las decisiones
La
Animación del Grupo Misionero
El
Animador es la persona que orienta, motiva, apoya y acompaña a los miembros del
Grupo Misionero para que vayan creciendo en el seguimiento de Jesús y en la
vocación misionera. Es el que contagia, el que entusiasma, el que favorece las
iniciativas. Los animadores pueden ser laicos, sacerdotes, religiosos,
seminaristas, etc. En cada GM puede haber uno o más animadores.
Las
funciones del/los animadores son las siguientes:
·
Orientar,
incentivar y coordinar a los miembros del Grupo, dejando que ellos asuman sus
propias responsabilidades.
·
Preparar
los encuentros semanales, o velar por que siempre haya alguien que se haga cargo
de la preparación del mismo.
·
Mantener
una fluida comunicación con el Párroco, con la Dirección Diocesana de Obras
Misionales Pontificias y el Equipo Diocesano de Pastoral de Grupos Misioneros,
para comunicar sus experiencias y obtener información y material formativo.
·
Representar
al Grupo Misionero ante su Comunidad (Concejo de Pastoral Parroquial, etc.) y
ante la Pastoral Misionera Diocesana.
·
Ayudar
a que entre los miembros del grupo se distribuyan las responsabilidades
(secretaría, tesorería, preparación de encuentros, etc.)
Con
respecto a la animación del grupo, al ser una realidad no estructurada ni
formalmente organizada en la Iglesia, los Grupos Misioneros presentan variadas
formas de organización en cuanto a su animación. Aquí presentamos algunas de
las formas de organización que adoptan los Grupos Misioneros:
·
Animación
a cargo de Sacerdotes o Religiosos/as:
Muchos Grupos Misioneros son animados directamente por el párroco o por
religiosos/as (en el caso de Colegios, por ejemplo)
·
Animación
a cargo de uno o más laicos:
Otros Grupos Misioneros, son
animados por laicos (con el título de animador, coordinador, presidente,
dirigente, etc.). En el caso de los animadores laicos, los mismos pueden
ser designados por el párroco o elegidos por votación de los integrantes del
G.M., pueden permanecer al frente del grupo mientras formen parte del mismo, o
ser renovados periódicamente.
·
Sin
figura específica de animador:
Otros Grupos Misioneros no tienen una figura específica de animador, sino que
todos participan por igual en la formación y en las decisiones. Sin embargo, aún
cuando no exista el “rótulo” o el “cargo” de animador o coordinador,
siempre existen una o más personas que son las que ejercen de manera efectiva a
animación.
Es
conveniente que la animación no recaiga en una sola persona, sino más bien que
exista un pequeño equipo de animadores. También es aconsejable que se de
cierta participación en la animación a otros miembros del GM, de manera que
vayan adquiriendo los conocimientos, criterios y experiencia necesaria para la
animación de un Grupo. Esto asegurará la permanencia del Grupo a través del
tiempo ante el eventual alejamiento de uno de los animadores, puesto que siempre
quedarán otros capacitados para continuar su labor con la menor repercusión
posible en el funcionamiento del Grupo.
Algunos
consejos respecto a la organización en el Grupo Misionero
Es
importante distribuir las responsabilidades dentro del Grupo entre sus miembros,
de acuerdo a las capacidades y
carismas propios de cada uno. Algunas responsabilidades que pueden distribuirse
son: la función de secretaría, de tesorería, la animación de los encuentros,
la oración, la formación, etc.
Es
conveniente que el Grupo Misionero lleve una memoria escrita de las actividades
que planifica y realiza y de las decisiones que se toman. Esto suele traducirse
en un "Libro de Actas" que servirá para una mejor organización en el
funcionamiento del Grupo y ayudará en el futuro para recordar y evaluar el
camino recorrido y para conservar una línea continua de acción. Inclusive será
muy útil en casos de cambio de animadores
o para "volver a las fuentes" en circunstancias que así lo
requieran. Para esto conviene que existan una o más personas con el la función
de secretaría encargados de mantener estos registros actualizados. Muchos GM
suelen llevar también una crónica de su historia y hasta un álbum de fotografías.
Es
conveniente que el Grupo Misionero tenga presente durante todo el año la
necesidad de realizar algún tipo de actividad lucrativa que les permita ir
juntando fondos para la misión.
Resulta
práctico para el GM ir adquiriendo con el tiempo, materiales que les sirvan
para las misiones y otras actividades pastorales, tales como un pequeño equipo
de sonido o megáfono propios, etc., para evitar la necesidad de salir a
conseguir cada año estos elementos cuando se aproxima la misión.
Importancia de la Planificación
y Evaluación en los GM
Planificación.
Como toda actividad, es muy importante que las actividades de los GM sean
debidamente planificadas. Esto implica que, al comenzar cada año, se elabore un
proyecto que contenga:
Objetivos
claros y concretos: los cuales ayudarán a tener un horizonte definido de qué
es lo que se desea lograr. Puede fijarse un objetivo general y varios objetivos
específicos. Los objetivos deben estar en consonancia con el Plan Pastoral de
la Diócesis y con el Plan Pastoral de la comunidad de origen, los cuales deben
ser conocidos por el GM.
Planificación
de Actividades:
que consiste en un detalle de las actividades que se realizarán durante el año.
Debe incluir las actividades relativas a la formación, acción misionera
ad-intra y ad-extra, espiritualidad, animación, cooperación y comunión
misioneras. Esta planificación debe contemplar, entre otras cosas: los tiempos
litúrgicos, las fiestas patronales y otros acontecimientos importantes de la
comunidad de origen, las actividades propuestas a nivel Diocesano por la Iglesia
en general y por la Pastoral Misionera.
Para
la elaboración del proyecto, se debe tener en cuenta la situación del Grupo,
observando sus necesidades y la de la Comunidad de Origen
Evaluación.
La evaluación consiste en determinar en qué medida se cumplieron los objetivos
propuestos para un determinado período de tiempo o para una actividad concreta.
La evaluación anual sirve para tener un panorama de cómo fue el
desenvolvimiento del GM y brinda elementos para la determinación de los
objetivos y actividades para el nuevo año. También es importante realizar
evaluaciones específicas luego de la Misión y de otras actividades
sobresalientes, las que ayudarán a perfeccionar planificaciones posteriores de
actividades semejantes.
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