PONTIFICIA UNION MISIONAL |
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La Pontificia Unión Misional fue fundada para promover la formación e información misionera de los sacerdotes, miembros de institutos religiosos, sociedades de vida común, institutos seculares, candidatos al sacerdocio y la vida consagrada y de las personas comprometidas en el ministerio pastoral de la Iglesia. En cada Iglesia local, la PUM orienta su acción hacia el clero, hacia los seminarios, hacia los Institutos de vida consagrada y hacia los laicos que trabajan en la pastoral, organizando (de manera compatible con la situación local) encuentros misioneros, cursos, conferencias, congresos, jornadas de espiritualidad, encuentros de oración, ejercicios espirituales de contenido misional. |
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Objetivos de la Pontificia Unión Misional La Pontificia Unión Misional se dirige a todos los que están llamados formar la responsabilidad misionera de los fieles cristianos para:
Orígenes de la Obra
Paolo Manna nació en Avellino (Italia) el 16 de enero de 1872. Pronto comprende que su auténtica vocación era ser misionero. En 1891 ingresa en el Seminario de Misiones Extranjeras, y es ordenado sacerdote, con sólo 22 años, el 19 de mayo de 1894. Su sueño misionero se realiza en 1895 cuando es
destinado a la misión de Birmania, pero sus problemas de salud le hacen
regresar a Italia. De
vuelta a la misión, en 1906, el padre Manna se lanza a trabajar sin descanso
con la tribu de los Padaung, en Birmania, pero vuelve a caer enfermo y con gran
pena en el corazón, tiene que volver a Italia. La experiencia de su trabajo en Birmania fue breve pero importantísima. A raíz de ella, descubrió las urgencias del mundo misionero: millones de almas privadas de la luz de Cristo; el escasísimo número de misioneros; y las gigantescas necesidades materiales y espirituales de los misioneros. |
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Así descubrió su auténtica vocación misionera: recordar a todos los
responsables de la pastoral de la Iglesia su deber de colaborar en la difusión
del Evangelio.
Fundación de la Unión Misional del Clero
A partir de entonces su actividad se dilata. Descubre la necesidad de la animación
misionera entre los fieles y constata que éste depende en buena medida del celo
apostólico y misionero del clero. Los sacerdotes debían ser vigorosamente
formados y educados en la responsabilidad misionera.
En 1949 esta Obra se extiende a los religiosos y religiosas
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