HISTORIA DE LA ACTIVIDAD MISIONERA EN SALTA |
Primeros misioneros en el territorio Argentino
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A mediados del siglo XVI, y con el objeto de consolidar una ruta de unión entre el Perú y el Río de la Plata, se lanzan los españoles a conquistar la región del Tucumán (territorio de las actuales provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero, La Rioja y Córdoba, más la actual provincia boliviana de Tarija). Así comienza el recorrido del español por estas tierras argentinas, que va conquistando y dando una nueva faz al territorio comprendido entre la cordillera y el Río de la Plata, y desde el Alto Perú hasta el sur.
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Por este camino recorrido por el conquistador, pasó también el misionero, sufriendo y luchando con él y como él. Los misioneros sembraron de obras sus caminos, regados de sangre y de santidad, siempre con el único deseo de responder a la exigencia del Evangelio de predicar el nombre de Jesucristo hasta los confines de la tierra y plantar la Iglesia en el nuevo mundo. Al igual que los conquistadores, los primeros misioneros llegaban de la ya floreciente iglesia peruana. Sólo posteriormente se abrió el camino del Río de la Plata.
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Con el paso de Almagro hacia Chile en su expedición de 1536, entran en la región del Tucumán los primeros sacerdotes, que son los Mercedarios fray Antonio de Solís y fray Antonio Almansa y el clérigo Cristóbal Molina[1]. Si bien no era el propósito de la expedición la predicación a los naturales, es muy probable que durante la permanencia de Almagro en Salta y su Valle, hayan realizado algunas incursiones entre las tribus de Chicoanas, Pulares y Guachipas, y en ellas, los sacerdotes hayan iniciado la predicación cristiana. Es casi seguro que la primera Misa en el territorio salteño se haya celebrado en el territorio del actual pueblo de Chicoana[2].
Los primeros misioneros en llegar al territorio son los capellanes que acompañaron la expedición de Diego de Rojas a mediados de 1543, y que iniciaron el establecimiento definitivo de los misioneros en territorio argentino. Los Padres Francisco Galán de la Orden de los Comendadores de San Juan y el clérigo Juan Cedrón, permanecieron más de 6 meses en el territorio tucumano atendiendo a los expedicionarios, y prosiguieron luego con la expedición por los territorios al sureste del Tucumán hasta el Río Paraná. Estos dos sacerdotes fueron los primeros en recorrer, junto a los conquistadores, todo el noroeste argentino, predicando también entre los indios.
Le siguieron dos frailes de la Orden de Santo Domingo, el Padre Gaspar de Carabajal y fray Alonso Trueno, junto con Díaz Gomar, que acompañaron la expedición de Juan Núñez del Prado, que asistieron a la primera fundación realizada en territorio argentino, la ciudad del Barco, en 1550, y más tarde los clérigos Nuño de Abregó y Luis Bonifacio y el Mercedario fray Antonio Rendón Sarmiento.
Por 1561 tenemos noticia de los primeros religiosos que se establecen definitivamente en la región: son los Mercedarios fray Luis Valderrama, fray Cristóbal de Albarrán y fray Hernando de Almenares, que fundan su primer convento en Talavera en 1567. En 1566 llegan los primeros Franciscanos a la región, y a partir de entonces, estarán presentes junto a los Mercedarios, en todas las fundaciones posteriores, en cada una de las cuales se destinará un solar para la erección del convento respectivo. En general, hasta fines el siglo XVI, con la llegada de los Jesuitas, la evangelización del Tucumán recayó casi exclusivamente en los Franciscanos. La organización de los indios en doctrinas daba la posibilidad de un trabajo apostólico de resultados seguros, mientras los españoles constituían normalmente un apoyo para la actividad del misionero.
[1] MIGUEL ANGEL VERGARA, “Síntesis de la Historia Eclesiástica de Salta en la época colonial”, pág. 351
[2] Ibíd