MANUAL DEL SERVIDOR DE LOS ENFERMOS Y ANCIANOS MISIONEROS |
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La Pastoral Misionera con los Enfermos y Ancianos busca que los enfermos, los que sufren, los limitados físicos, etc., descubran su situación como un llamado al seguimiento más cercano del Señor, para ser transformados en sus discípulos predilectos mediante su Palabra y los sacramentos con el fin de que sean sus apóstoles.
Aquellos cristianos que hacen descubrir a los enfermos eseta dimensión profunda de su realidad cristiana, están prestando un enorme y valioso servicio, porque les abren horizontes infinitos que les permitirán renovar su fe, sentirse miembros dolientes pero útiles y vinculados a participar activamente en la acción apostólica y misionera de la Iglesia.
Los enfermos están llamados a descubrir, con ocasión de las enfermedades, en los dolores y sufrimientos, una llamada especial del Señor para ser sus testigos con su vida, con sus palabras, con sus actitudes. El enfermo tiene la enorme y maravillosa posibilidad de identificarse con cristo doliente en la cruz, y hacer care propia las palabras de san Pablo: "estoy crucificado con Cristo y ya no vivo yo, es Cristo que vive en mí. Vivo de la fe en el Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí" (Gal 2,19b-20).
De esta realidad de fe nace la dimensión misionera universal del enfermo y su dolor: "cuando yo sea levantado en la cruz, atraeré a todos hacia mí", dice Jesucristo (Jn 12,32). La vida del enfermo convertida en ofrenda desde la cruz de su dolor, adquiere las mismas dimensiones del acto Redentor de Cristo por la salvación del mundo entero. El enfermo, puede cooperar en la obra evangelizadora universal, uniéndose a ella con su sacrificio, sus oraciones, su debilidad, sus soledades, sus abandonos, sus limitaciones, sus lágrimas (esto se conoce como cooperación espiritual con la evangelización).
Aunque parezca difícil, desde su cama, el enfermo puede ser misionero con sentido universal, apoyar con su propio sacrificio la obra de primera evangelización, y colaborar para la conversión de los miles de millones que no conocen a Jesucristo.
Dentro a de la pastoral parroquial, la Pastoral Misionera con los Enfermos y Ancianos no implica la creación de un nuevo grupo, sino que los agentes pastorales que ya trabajan al servicio de los enfermos (Ministros de la Eucaristía, Legionarios de María, Agentes de Pastoral de la Salud, etc.) pueden asumir esta misión dando un sentido misionero a su servicio, colaborando así con la obra evangelizadora universal de la Iglesia, de la cual, todos somos corresponsables, en virtud de nuestro Bautismo (RM 77). . Qué es Es un servicio de la Iglesia, establecido para inscribir a todo enfermo crónico o anciano que desee ofrecer su dolor y su vida por las misiones, con el objetivo de hacer que los enfermos, asociados a la pasión de Cristo Redentor, ofrezcan sus obras, sufrimientos y oraciones por las misiones.
Procura ayudar a que todos los agentes de pastoral de la salud también estén impregnados el sentido genuinamente misionero y se animen a ayudar a los enfermos a vivir esta hermosa realidad de la fe.
Sus objetivos específicos son los siguientes:
Cómo Nació A fines de la década de 1920, existían en diversas naciones, asociaciones que tenían por objeto agrupar a los enfermos, con el fin de ofrecer constantemente sus plegarias y dolores por las misiones.
La UEM (Unión de Enfermos Misioneros) nace en 1928, del celo de un alma fervorosa y ardiente: Margarita Godet, enamorada del apostolado misionero, e inmovilizada ella misma por la enfermedad. Fue en la diócesis de Pamplona (España) hacia el año 1933, cuando empezó a difundirse, aunque de manera privada, la UEM. En el año 1940 quedaba erigida canónicamente, y en 1945, fue declarada oficialmente como asociación auxiliar de las Obras Misionales Pontificias.
Con el tiempo, se ve conveniente que esta obra se dirija también a los ancianos, pasando a llamarse Unión de Enfermos y Ancianos Misioneros (UEAM) . a.- Los Servidores de los Enfermos y Ancianos Misioneros El Servidor de los Enfermos y Ancianos Misioneros es el agente pastoral que se dedica a acompañar a los enfermos y ancianos de la Parroquia que aceptan el desafío de ser misioneros desde su situación de limitación, los anima, les brinda formación y animación misionera y los ayuda a cumplir su misión.
Como ya se dijo anteriormente, la Pastoral Misionera con los Enfermos y Ancianos en la Parroquia, no necesariamente implica la creación de un nuevo grupo, sino que en muchos casos, los agentes pastorales que ya trabajan al servicio de los enfermos (Ministros de la Eucaristía, Legionarios de María, Agentes de Pastoral de la Salud, etc.) pueden asumir esta misión dando un sentido misionero a su servicio. De esta manera, por ejemplo, el Legionario de María sigue siendo Legionario de María, pero incorporando a su apostolado que ya realiza con los enfermos, la dimensión misionera, sin perjudicar esto en nada su identidad de Legionario.
Los Servidores de los Enfermos y Ancianos Misioneros, surgen principalmente en Parroquias, pero también en Colegios, Universidades u otro tipo de ámbitos que les pueda dar acogida. Siempre es conveniente que tengan como referente a un sacerdote o religioso que asuma su asesoramiento espiritual.
b.- Los Enfermos y Ancianos Misioneros Los Enfermos y los Ancianos son protagonistas de la misión de la Iglesia, desde la limitación propia de su enfermedad o de su edad. Pueden ser miembros de la UEAM todos los enfermos, de cualquier edad y condición, que padeciendo una enfermedad o algún tipo de invalidez crónica o de larga duración, se sientan invitados por el Señor a unirse al dolor redentor de Cristo con espíritu misionero para colaborar en los fines de esta asociación. También los ancianos pueden sumarse a este apostolado. . Quién es 1.- El Enfermo o el Anciano misionero es quien, corresponsable en la obra misionera de la Iglesia, ofrece con alegría y paciencia el dolor y soledad, fruto de su condición de enfermedad o ancianidad, para la redención de todos los hombres. 2.- Un cristiano que ora por la propagación del Evangelio en toda la tierra y por la conversión de los que no conocen a Cristo. 3.- Quien ofrece su dolor por la santificación de los misioneros de todo el mundo, y de los agentes de pastoral que trabajan con los enfermos y ancianos.
Fundamentos de su Misión Como Cristo… El Hijo de Dios asumió la condición humana en todas sus dimensiones y con todas sus consecuencias y riesgos: pobreza y limitaciones desde su nacimiento, esfuerzos como obrero artesano de la madera, sin morada fija "no tiene donde reclinar su cabeza", considerado por su familia "fuera de sí" (Mc 3,21), vigilado por sospechoso, abandonado de los suyos, traicionado, acusado y condenado injustamente, víctima de muchos sufrimientos: desprecios, calumnias, incomprensiones, burlas, malos tratos, insultos, angustias, torturas y la muerte en la cruz con humillación y desprecio. . El es el Siervo doliente que asume el dolor de los enfermos: "fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades. El castigo que surfió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salvación" (Is 53,3). Su sufrimiento no es es un sufrimiento inútil y estéril, sino que a través de él, logra nuestra salvación: "Vengan a mí todos los que están agobiados y fatigados que yo los aliviaré" (Mt 11,28).
Es Misionero… Jesucristo no explicó el por qué del sufimiento, sino que afrontándolo positivamente, lo hizo motio de purificación, madurez, solidaridad, de una sana relación de ayuda. Como Jesús, el enfermo está llamado a vencer y a trascender el dolor, enfrentándolo con fe, asumiéndolo con alegría y convirtiéndolo en sacrificio por su propia redención y por la salvación del mundo entero. Los enfermos, los que tienen grandes limitaciones, los que están reducidos e inmóviles en el lecho del dolor, pueden ser activos colaboradores de Jesucristo, como dijo San Pablo: "Completo en mi carne lo que le falta a la Pasión de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia." (Col 1,24). . Dice Juan Pablo II: "Es preciso que a la cruz del calvario acudan todos los creyentes que sufren en Cristo, para que el ofrecimiento de sus dolencias acelere el cumplimiento de la plegaria del Salvador por la unidad del mundo y la salvación de todos". . Es más: el ejemplo y el testimonio de los enfermos cristianos, puede iluminar a los hombres de buena voluntad para que se acerquen a la cruz del Redentor, el cual ha asumido sobre sí los sufrimientos físicos y morales de todos los hombres de todos los tiempos, para que en su amor entregado y crucificado puedan encontrar el sentido a su existencia, la motivación para la ofrenda de su dolor y la respuesta a sus inquietudes y preguntas. . Qué hace 1. Hace de su enfermedad y sufrimiento, un medio de santificación, sintiéndose partícipe de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo a la que está vinculado desde el Bautismo y a través de la Eucaristía. . 2. Ofrece diariamente su dolor por propagación del Evangelio en toda la tierra, junto con sus oraciones por las misiones y misioneros del mundo, por todos los que asisten, visitan y acompañan a los enfermos en todo el mundo, y por todos los enfermos inscriptos en la Unión de Enfermos y Ancianos Misioneros. . 3. Acepta y ofrece con paciencia y alegría, sus sacrificios, angustias, soledad, limitaciones y otras circunstancias de cada día por todas aquellas personas que aún no conocen a Jesucristo y por su conversión. . 4. Testimonia con su ejemplo vivo e irradia su fe, su esperanza y caridad a los miembros de su propia familia, a sus amigos y a los otros enfermos. . 5. Se une a Jesucristo con la oración, con la práctica de los sacramentos (unción de los enfermos, reconciliación y eucaristía) y se ofrece diariamente como ostia viva al Padre Dios, en el cáliz del sufrimiento y de las limitaciones de su enfermedad o edad. . 6. Siente la cercanía maternal de la Virgen María quien, de pie junto a la cruz, contribuyó como ninguna en la obra de nuestra redención desde su propio sacrificio, y se encomienda a ella con sentido filial. . 7. Medita y profundiza los misterios de la vida, pasión y muerte y resurrección del Señor, principalmente a través de la lectura de la Biblia, para encontrar en ellos la fortaleza para luchar contra todo lo que pueda ser ofensa a Dios o al prójimo. . 8. Es él también, apóstol para otros enfermos, orando por ellos, apoyándolos en su enfermedad mediante cartas, llamadas telefónicas, visitas si le es posible. . 9. Ofrece su dolor por la santificación y perseverancia de los misioneros, y de los agentes pastorales que trabajan con enfermos y ancianos en todo el mundo.
10. Ruega por el aumento de las vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales, de personas comprometidas con la evangelización y especialmente de la atención pastoral de los enfermos y ancianos. . Quién es El Servidor de los Enfermos y Ancianos Misioneros es una persona con gran dosis de humanidad que, en consonancia con sus posibilidades, sus aptitudes y su tiempo, ofrece un servicio entusiasta, desinteresado, constante y eficaz a favor de los enfermos y ancianos, ayudándolos a sobrellevar su situación de limitación y a encontrar un nuevo sentido a su sufrimiento, haciéndolo redentor y útil para sí mismo y para la humanidad.
Fundamentos de su Misión Como Cristo… Una característica sobresaliente del ministerio de Jesucristo fue su predilección por los que sufren, por los débiles, por los enfermos. San Lucas resalta este aspecto: "Pasó haciendo el bien" (He 10,38), y ese obrar se dirigía, ante todo, a los enfermos y a quienes esperaban su ayuda (cfr Mt 4,23). Curaba a los enfermos, consolaba a los afligidos, era sensible a todo sufrimiento humano, tanto del cuerpo, como del alma. Jesucristo se presenta como el médico del cuerpo y del alma (Mc 2,17). Su compasión hacia todos los que sufren llega hasta a identificarse con ellos: "Estuve enfermo y me visitaron" (Mt 25,36).
Es Misionero… Los apóstoles recibieron de Jesucristo la misión de continuar su obra: "Vayan proclamando que el Reino de Dios está cerca. Curen a los enfermos…" (cfr. Mt 10,7-8a). Como lo hicieron los apóstoles, hoy la Iglesia continúa la obra de Jesucristo, tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos, como por la oración de intercesión con la que los acompaña. Tal es así que el hospital es una institución nacida de la Iglesia Católica: en el siglo IV San Basilio, en Cesarea de Capadocia, funda el primer hospital público. Creemos en la presencia vivificante de Cristo, médico de almas y cuerpos, que actúa particularmente a través de los scramentos, y de manera especial por la Eucaristía. . Qué hace Las actividades específicas que realiza el Servidor de los enfermos y ancianos misioneros son los siguientes:
Cualidades El modelo del servidor de los enfermos es el mismo Jesucristo. La figura compasiva y entregada del buen samaritano (Lc 10,30-37) nos enmarca los rasgos principales de este ministerio.
1. Ante todo, es una persona de honda experiencia de Dios, que experimenta fuertemente en su vida la gracia y presencia de Dios, también su ausencia; que purifica la propia vida desde la fe y el sufrimiento; que acepta el misterio de la debilidad de un Dios crucificado; que está en comunión con la comunidad eclesial (parroquia) de quien recibe el envío, preparación y alimento espiritual.
2. El Servidor de los enfermos debe ser un testimonio de fe, esperanza y caridad, cuyo espíritu es capaz de ver el rostro de Cristo en el enfermo, comprender el sentido cristiano de la enfermedad, para así iluminar y llenar de esperanza a los mismos enfermos, a quienes trabajan por ellos y a sus familiares.
3. El ardor de su caridad lo lleva a no tener otra intención que la atención del enfermo por amor a Dios con sentido de servicio, a la manera de Cristo, desde sus cualidades y carismas.
4. Posee una personalidad madura, respetuosa de las situaciones limitadas del enfermo y de su familia, recatada y prudente en sus acciones y comentarios. Es una personalidad muy humana: amable, altruista, generosa, disponible, gentil, abierta a todo lo existente en la mente y el corazón del hombre.
5. Conoce suficientemente los componentes de su persona: los negativos para corregirlos, y los positivos para potenciarlos y sacarle fruto.
6. Su vocación es la de ser colaborador de Jesucristo y copartícipe en la obra de la Iglesia a favor de los enfermos.
7. Tiene un amplio sentido de pertenencia a la Iglesia universal y testimonia e infunde este sentimiento en los enfermos, buscando que ellos también se sientan evangelizadores y ofrezcan sus dolores y sufrimientos por la obra evangelizadora universal.
8. Cultiva y vive su espiritualidad específica de servidor, de evangelizador, de seguidor de Cristo. Sostenido por este ideal, se capacita permanentemente para brindar un mejor servicio a la Iglesia.
a) Oración y Formación A ejemplo de Jesús, los servidores de los enfermos han de prepararse por medio de la oración para alcanzar la gracia de estar disponibles, optimistas pa ra ir al enfermo y llevar el gozo de la Buena Nueva: sembrar en él la esperanza de la salvación. Los servidores de los enfermos también deben pedirle al Señor la gracia de capacitarse continuamente.
b) Antes de la visita
Entrar en comunicación con Dios, fuente de toda luz, para llenarse de El y ser así instrumento en sus manos, recordando que la obra es de El.
Orar por el enfermo, por su familia, para que acepten la visita con fe, en nombre de Dios y de la Iglesia.
Convenir y preparar la visita con tiempo.
Llegar al enfermo con ánimo, alegre, confiado. Aún en los momentos de mayor tensión y dolor, siempre habrá una posibilidad para sembrar la esperanza y una oportunidad para vivir la alegría que nace de la confianza en el Señor.
c) En la visita. Pasos en la visita pastoral
Saludar al enfermo por su nombre, con bondad y cariño.
Presentarse uno mismo, dando suficiente información para responder los interrogantes básicos que puede plantearse el enfermo: ¿quién es usted? ¿por qué viene a visitarme?
Crear una atmósfera, preguntando cuesiones apropiadas que muestren interés, respeto y deseo de ayudar. Es importante crear una comunicación basada en la confianza y en la apertura, que el enfermo sienta que la presencia del servidor le transmite paz y deseos de compartir. El servidor debe sentir la presencia de Jesucristo en el enfermo, y el enfermo en el seridor.
Es importantísimo, antes que saber hablar, saber Escuchar, respondiendo al contenido, a los sentimientos y al sentido que el enfermo da a sus palabras, de modo que se sienta escuchado y entendido, reconociendo lo que no dice con palabras.
Al hablar, es preciso profundizar en la comunicación, evitando un diálogo superficial y vacío. Esto puede lograrse: Manifestando lo que se siente: "Me sentí muy triste cuando me dijiste que…" Ofreciendo una indicación respetuosa y prudente: "Posiblemente deberías decírselo" Estructurando la solución a un problema: "¿Has intentado buscar otras alternativas?" Queriendo conocer sus sentimientos: "¿Cómo te sentiste cuando…?" Queriendo conocer el contenido: "¿Qué es lo que él te dijo?" Dando permiso: "Está bien llorar" Animando: "Yo creo que lo puedes lograr" Nombrando un momento sagrado: "Siento entre nosotros la presencia de Jesús" Resumiendo: "Parece que tu familia, amigos, son de gran apoyo para ti en momentos de dificultad". Bendiciendo: "Que el Señor te bendiga".
Hacer: es preciso estar al servicio del enfermo para lo que sea que él necesite. La visita del servidor de los enfermos, no es una mera "visita espiritual", sino que se debe estar dispuesto a ayudar al enfermo en sus necesidades físicas y materiales también.
Invitar a hacer: El enfermo no es un simple "sujeto pasivo" del apostolado. El servidor debe ayudarlo a convertirse en sujeto activo de la evangelización: orando, siendo testimonio entre sus familiares y amigos, apoyando a otros enfermos mediante cartas, llamadas telefónicas, etc.
Agradecerle por haber aceptado la visita y motivarlo para que él y su familia acepten otras y convenir la próxima visita.
Orar con el enfermo y su familia.
d) Algunas recomendaciones
Tratar al enfermo como una persona, no como una enfermedad.
No olvidar que el enfermo está enfermo y no mencionar casos parecidos. Son necearias la sencillez y una gran delicadeza. No olvidar que el dolor agudiza la sensibilidad.
Actuar con naturalidad. No compadecerlo ni demostrar lástima.
Escuchar y establecer una verdadera amistad con el enfermo.
No hablar de la enfermedad con otros en presencia del enfermo.
Ofrecerle ayuda concreta.
Evitar criticar el cuidado que se está dando al enfermo.
No compadecerle mostrando lástima. Esto deprime y no causa ningún beneficio.
Decirle con palabras y obras que Dios le ama mucho y que El, en su infinita misericordia, siempre sabe sacar el bien donde nosotros sólo vemos tristeza y dolor.
Alimentar en él la esperanza en la presencia salvadora de Dios, en el amor incomparable de la Virgen María, tan madre siempre y especialmente cuando se sufre.
Utilizar el tiempo prudentemente, de tal manera que la visita no sea ni demasiado larga, ni tan corta que demuestre falta de interés.
¿Qué puedes decirle al enfrmo? No es neceario tanto preguntar ni hablar, sino escuchar.
Amar al enfermo tanto como se pueda, por amor de Dios, pero también por amor a él mismo: las personas que se ocupan de los enfermos solamente por Dios y lo hacen con falta de cariño en su conducta, inducen a pensar que no les valoran adecuadamente.
Para comprender al enfermo es necesario situarse en su lugar. No es fácil, pero de lo contrario, es inútil discutir o intentar razonar con él.
El mejor aporte a un enfermo es ayudarlo a encontrarse con Dios. .
Fundamentos y Areas de la Formación Afirma el Decreto Ad Gentes en su número 26: Los que hayan de ser enviados como buenos ministros de Jesucristo, estén nutridos "con las palabras de la fe y de la buena doctrina", que tomarán ante todo, de la Sagrada Escritura, estudiando a fondo el Misterio de Cristo, cuyos heraldos y testigos han de ser. Por lo cual todos los misioneros han de prepararse y formarse para que no se vean incapaces ante las exigencias de su labor evangelizadora.
Es necesario que los misioneros se dediquen a los estudios misionológicos; es decir, conocer la doctrina y las disposiciones de la Iglesia sobre la actividad misional, saber qué caminos han recorrido los mensajeros del Evangelio en el decurso de los siglos, la situación actual de las misiones y también los métodos considerados hoy como más eficaces.
La formación doctrinal y la profundidad de la fe son indispensables para que los cristianos puedan asumir los desafíos de la cultura moderna. Con mayor razón, aquellos que quieren ser misioneros no sólo en sus ambientes, sino más allá de las fronteras. Las realidades concretas del mundo y de la misma Iglesia, replantean la necesidad de un nuevo ardor misionero en el que se nos exige a todos saber dar razón de nuestra fe. La Iglesia es el espacio histórico en donde Cristo se acerca a los hombres, se da a conocer, camina con ellos y como hizo con sus apóstoles, los instruye en su Palabra y les hace madurar la fe hasta que puedan asumir su misión. A este proceso se le llama Escuela con Jesús.
Esta formación abarca tres aspectos fundamentales:
a. Teología Misionera: Abarca la comprensión de la misión y la evangelización, sus motivaciones, contenido y finalidades. Es la ayuda para que se comprenda bien la misión, el Reino de Dios, lo que es la evangelización, y para que la persona tenga criterios y mentalidad misionera.
b. Espiritualidad Misionera: comprensión de las actitudes interiores y exteriores del misionero, su vida espiritual, sus sentimientos y todo lo que hace a su comunión íntima con Cristo. Apunta al corazón de la persona, hacerse amigo, ayudar a transformar los sentimientos y fomentar la valentía apostólica. Es para poner mística misionera que dé fortaleza a la vida y al trabajo. La espiritualidad misionera lleva a que uno viva la comunión íntima con Cristo y sepa caminar con El, sepa sentir y obrar como El. Lleva a que uno sea dócil al Espíritu Santo y aproveche sus dones. Lleva a que uno tenga universalidad y celo apostólico, caridad apostólica con la cual se entregue y obre verdaderamente como misionero universal.
c. Metodología Misionera: es la parte metodológica y didáctica, con la cual se entrena a la persona para su misión específica. Enseña al servidor a tratar con los enfermos y ancianos, cómo comprenderlos, apoyarlos, y ayudarlos mejor a cumplir su misión.
La formación misionera debe ser implementada mediante actividades que ayuden a todos para que, de manera sistemática, gradual, integral, sean buenos misioneros y buenos servidores misioneros. Se enseña cómo utilizar los diversos recursos para el trabajo misionero.
Si los Servidores de los Enfermos y Ancianos Misioneros se constituyen como un grupo autónomo en la Parroquia, es conveniente que tengan encuentros semanales o quincenales para su propia formación y para compartir las experiencias vividas en su servicio misionero.
Si, en cambio, los Servidores pertenecen a algún grupo, movimiento o asociación de la Iglesia con carisma propio (Legión de María, Ministros de la Eucaristía, etc.) bastará con incorpora la dimensión misionera a sus encuentros de formación, sin perder el carisma propio de su grupo o movimiento.
Esta Ceremonia puede realizarse durante la Misa, en el momento previo al Ofertorio, o después de la Comunión. El Celebrante invitará a los que van a hacer su Compromiso Misionero, a pasar frente al altar. Los presentará a la comunidad, explicando el significado del compromiso que van a asumir. Luego, procederá como se indica a continuación:
Celebrante: Queridos hermanos: ¿son conscientes del compromiso que van a asumir?
Misioneros: Sí. Haremos nuestro Compromiso Misionero.
Celebrante: ¿Y saben lo que ese Compromiso Misionero significa?
Misioneros: Nos comprometeremos a ser testigos de Jesucristo anunciando su Evangelio a todos los hombres.
Celebrante: De esta manera, obedientes al mandato de Jesucristo, y dóciles al Espíritu Santo1, se comprometerán con la misión universal de la Iglesia, como servidores de los enfermos y ancianos misioneros.
Respondan ahora: ¿Están dispuestos a crecer en el conocimiento de Dios y de su Plan de Salvación, "nutriéndose con las palabras de la fe y la buena doctrina contenidas en la Sagrada Escritura"4y siendo "hombres de oración"5?
Misioneros: Sí, estamos dispuestos
Celebrante: ¿Están dispuestos a profundizar en el conocimiento de la Vocación Misionera a la que Jesucristo los ha llamado y a la que hoy se están comprometiendo?
Misioneros: Sí, estamos dispuestos
Celebrante: ¿Están dispuestos a dar testimonio de Jesucristo6 y a anunciar su Evangelio7 en todas partes y en todo momento, a pesar de las dificultades que se presenten en el camino?
Misioneros: Sí, estamos dispuestos
Celebrante: ¿Están dispuestos a dar testimonio de Jesucristo6 y a anunciar su Evangelio7 en todas partes y en todo momento, a pesar de las dificultades que se presenten en el camino?
Misioneros: Sí, estamos dispuestos
Celebrante: (imponiendo las manos sobre los que se comprometen) Bendice Señor a estos jóvenes que hoy se comprometen ante Ti, a ser tus testigos ante el mundo. Dales fuerzas para ser fieles al Compromiso que hoy asumen, y que donde quiera que vayan irradien tu presencia, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Celebrante: (imponiendo las manos sobre las Cruces Misioneras) Bendice Señor estas Cruces Misioneras, para que sean signos del compromiso de estos jóvenes que quieren ser tus testigos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Celebrante: (dirigiéndose a los que se comprometen) Reciban la Cruz Misionera como signo del compromiso que acaban de asumir.
El Celebrante irá imponiendo las Cruces, uno a uno a los que hacen su Compromiso Misionero. Puede acompañarse este momento con algún canto misionero.
1.- cfr RM 87 2.- cfr. AG 6 3.- cfr. RM 33 4.- cfr. AG 26 5.- cfr. AG 25 6.- cfr. RM 42-43 7.- cfr. RM 44-45
Fuente: "Levántate y Camina", Manual para la Pastoral Misionera con los Enfermos, Obras Misionales Pontificias de Colombia, 1999 - "Cuando visites a un enfermo", Mateo Bautista, Editorial San Pablo, 1997
Elaborado por el Equipo de Pastoral Misionera Arquidiocesana de la Arquidiócesis de Salta - Argentina
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