La Visita a las
casas
Entendiendo que “la Parroquia es para todos
los que integran su jurisdicción, tanto para los ya
bautizados, como para los que todavía ignoran a Jesucristo,
lo rechazan o prescinden de El en sus vidas” (NMA 72), “la
Iglesia no debe quedarse tranquila con los que la aceptan y
siguen con mayor facilidad”. Por ello, “sin descuidar la
atención de los cercanos, debe salir al encuentro de los que
están alejados” (SD 131).
“No
podemos contentarnos con esperar a los que vienen (...) Por
lo tanto, imitando
al buen Pastor que fue a buscar a la oveja perdida, una
comunidad evangelizadora
se siente movida continuamente a expandir su presencia
misionera en todo el territorio confiado a su cuidado
pastoral” (NMA 93b)
Las visitas a las casas constituyen una parte
fundamental de la misión evangelizadora de la Parroquia,
porque son el medio que posibilita que el anuncio de la
Buena Noticia llegue a todos en la jurisdicción parroquial.
Las visitas a las casas tienen por objetivo hacer llegar la
presencia evangelizadora de la Parroquia a todas las
familias, conocerlas de una manera informal y establecer un
vínculo más personal y fraterno con ellos. En este ámbito
de intimidad y cordialidad, se puede dar un diálogo más
profundo, permitiendo un encuentro más cercano entre
evangelizadores y evangelizados. |
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A
partir de la experiencia, se sabe que la cantidad de personas que
participa de las convocatorias que organiza la Parroquia (Misas,
actividades que se organizan durante una misión parroquial), oscila
normalmente alrededor del 10% de la población de la jurisdicción (en
el caso de ámbitos rurales, este porcentaje puede ser mayor). Para
el 90% restante, la visita domiciliaria representa la única ocasión
para encontrarse con la Iglesia. Es un momento privilegiado en el
que podemos encontrarnos con los ausentes, los indiferentes, los no
practicantes, los alejados.
Las
visitas a las casas poseen una gran riqueza evangelizadora, ya que.
si se llevan a cabo de manera adecuada, permiten:
- ser
una oportunidad de iniciar o favorecer el diálogo entre hermanos y
hermanas;
- llevar el mensaje de primer anuncio, brevemente estructurado en un
tríptico que pueda dejarse a cada una de las familias visitadas;
- dar
información sobre los servicios que ofrece y promueve la parroquia;
-
detectar algunas necesidades en las familias visitadas, a quienes
posteriormente se les puede llevar algún auxilio, p. e., los
enfermos;
-
detectar necesidades sacramentales de niños y/o adultos;
-
descubrir algunos feligreses que pudieran ser invitados a formar
parte de los grupos y apostolados de la Parroquia;
En la visita no es inusual oír decir: “por fin la Iglesia llama a mi
puerta, entra en mi casa, se preocupa de mi, viene a buscarme y me
trae el Evangelio, a Jesús”.
En
estas visitas casa por casa, los agentes pastorales son instrumento
de Jesús que dice: "Mira que estoy a la puerta y llamo, si alguno
oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él
conmigo" (Ap 3,20).
Fundamentos de
la visita domiciliaria
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La visita domiciliaria está llamada a ser un
sacramento (signo e instrumento) del Dios que viene a
nosotros en Cristo a ofrecernos su amor y su perdón, a
invitarnos a participar en su Reino y a anunciarlo a los
demás.
Jesús nos dijo: "Como el Padre me ha enviado,
yo también los envío a ustedes" (Jn. 20,21). Por
consiguiente, nosotros visitamos los hogares, no por nuestra
cuenta, sino porque hemos sido llamados, formados y
enviados por Jesús. En definitiva, es Él quien quiere seguir
haciéndose presente en medio de la gente a través nuestro,
que somos su Iglesia.
El misionero quiere ser
la presencia amorosa de Jesús en el hogar visitado. Pero eso
no significa que Dios haya estado ausente de esa casa hasta
la llegada del misionero. Muy por el contrario, el Señor
"ha derramado su Espíritu sobre todo hombre" (Hech. 2,17) y
ha estado actuando en ellos desde mucho antes que los
misioneros llegaran. Las "semillas de la Palabra" ya han
sido sembradas por el divino Sembrador en los corazones de
las personas, de las familias y de las culturas, sean
creyentes o no lo sean (cf. AG 11). Esto nos exige visitar
a la gente con el corazón abierto y el oído atento para
captar el paso del Señor por esas vidas. |
Por lo tanto, los misioneros no “llevan” a Cristo
sino que, como Juan el Bautista, ayudan a descubrirlo: “En medio de
Uds. hay alguien a quien Uds. no conocen” (Jn. 1,26). De este modo,
la gente podrá creer en Él, amarlo y seguirlo. La finalidad de la
visita es despertar o fortalecer la fe en Jesús y ayudar a que cada
persona inicie o profundice un proceso de conversión a Él y
seguimiento de su Persona, ayudado por la Iglesia. Este trabajo
misionero se hace con fe, poniéndolo todo en las manos de Dios, como
S. Pablo: “Yo planté, Apolo regó, pero es Dios quien dio el
crecimiento” (1 Cor 3,6).
La visita domiciliaria es ir
golpeando puerta por puerta, casa por casa para conocer y estar con
los que allí viven. Buscamos encontrarnos con una familia, con
adultos, con niños, con católicos y no católicos, con los alejados
de la Iglesia, y tener una conversación tranquila.
Este encuentro, este diálogo es
lo esencial de la visita. Allí es donde van a pasar cosas
importantes; allí es donde los que visitan, los misioneros, podrán
dar algo de sí y recibir de los que allí viven, sus opiniones, su
experiencia, sus dolores y protestas, sus esperanzas.
Cómo organizar
las visitas a las casas
Los
siguientes pasos son importantes para realizar un buen visiteo de
las casas:
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Confección del Plano de la jurisdicción parroquial
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Distribución de los misioneros en la zona a visitar
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Información sobre las visitas
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Preparación de los materiales
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Preparación de los misioneros
*
Envío misionero
*
Visitas a las casas
*
Evaluación de las visitas
1.-
Confección del plano de la jurisdicción parroquial
Lo primero para poder organizar las visitas a
las casas, es contar con el plano de la jurisdicción de la
parroquia.
Si la Parroquia no cuenta ya con un plano, es
posible conseguir uno solicitándolo a la seccional de
policía más cercana, o en la Municipalidad, o descargarlos
de Internet (Google maps, entre otros).
Para las parroquias de zonas urbanas, en el
plano, deben figurar los nombres de todas las calles, en el
caso que las calles tengan nombre, o la identificación de
manzanas, en los barrios en que de esta manera se
identifiquen las mismas.
En los barrios en los que las manzanas no se
identifiquen con un número o letra, conviene numerar las
manzanas para una mejor organización de las visitas y
distribución de las mismas entre los misioneros. |
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En
los casos de barrios en cuyos planos no se cuente con la cantidad de
lotes por manzana, conviene realizar un sondeo previo para contar
cuántas casas hay en cada manzana, lo que ayudará a una distribución
equitativa a la hora de distribuir las manzanas entre los
misioneros. Esto es porque en muchos barrios, la cantidad de casas
difiere notablemente entre manzana y manzana.
El
siguiente es un ejemplo de un plano de Villa Las Rosas, armado a
partir de un plano extraido de Google Maps de Internet, con la
numeración de manzanas:
Para
las zonas rurales, en las que no existe un tendido de calles y
manzanas, los planos deberán confeccionarse en base a los caminos y
senderos y, necesariamente, distribuirse por zonas. Para una mejor
ubicación en el plano, será conveniente indicar en el plano
elementos que ayuden a identificar las zonas, por ejemplo: tanques
de agua, antenas, arroyos, espejos de agua, etc.
2.- Distribución de los misioneros en
la zona a visitar
Para la distribución de las zonas a visitar
entre los misioneros, dependiendo de la extensión del
territorio y la cantidad de agentes pastorales,
podrá optarse por una de las siguientes alternativas:
*
Equipos por manzanas
*
Grupos/Apostolados por zonas/sectores
*
Otra modalidad que según la realidad de la
parroquia se considere más conveniente
a.- Equipos por
manzanas:
Se puede formar equipos misioneros de dos personas y asignar
las manzanas a los equipos. Entonces, cada manzana tendrá
un equipo responsable de visitarla. A cada equipo se
asignarán una o más manzanas, dependiendo de la cantidad de
misioneros y la extensión de la jurisdicción.
Por ejemplo, se podría armar una distribución
semejante a la siguiente:
*
Juan Rodriguez, Ana Calderón: manzanas 1, 2 y
3
*
Marcela Ruiz, Joaquín Lavado: manzanas 4, 5 y
6 |
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*
….
b.- Grupos/Apostolados por zonas/sectores:
Dividir la jurisdicción en zonas o sectores (numerando cada
una de ellas), y distribuir las zonas o sectores
entre los distintos grupos,
asociaciones y
movimientos de la Parroquia.
Por
ejemplo, se podría armar una distribución semejante a la siguiente:
*
Palestra: zona 1
*
Legión de María: zona 2
*
Acción Católica: zona 3
3.- Información
sobre las visitas
Para que la gente vaya tomando
conocimiento de la misión, conviene con suficiente tiempo avisar en
las Misas, colocar carteles en la Parroquia, en almacenes, escuelas,
centros de salud y otros lugares concurridos.
En los carteles conviene indicar
claramente las actividades que se realizarán (indicando lugares,
días y horarios), y también consignar que se realizarán visitas a
las casas.
4. Preparación
de los materiales
Para una mejor organización de las
visitas, conviene prever con suficiente tiempo los materiales que se
necesitarán para las mismas. Puede entregarse a cada equipo
misionero, por ejemplo, una carpeta o bolsita con los siguientes
materiales:
-
Plano
de la jurisdicción parroquial
para cada equipo misionero, con la indicación de las
manzanas que le toca visitar.
-
Distintivo
que identifique al misionero como perteneciente a la
Parroquia.
-
Folletos
que se dejarán en las casas. Si se conoce previamente la
cantidad de casas en cada manzana, podrá entregarse la
cantidad exacta de folletos a cada equipo. Siempre conviene
entregar unos cuantos de más para poder entregar a personas
que se crucen en la calle, por ejemplo.
-
Cuaderno de control de visitas
para cada equipo. En él, se irán anotando por cada manzana,
todas las casas, indicando en cada una de ellas, si se
encontró a la familia o si es necesario volver. En cada
casa puede anotarse otra información relevante, como el
apellido de la familia, si hay enfermos, necesidades
sacramentales, necesidades materiales, si alguna persona se
manifestó interesada en sumarse a algún grupo o apostolado
de la Parroquia, etc.
-
Estampas
u otro material que pudiera dejarse en las casas. |
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5.- Preparación
de los misioneros
Es importante dedicar especial
atención y suficiente tiempo, a la preparación de los misioneros,
puesto que de su formación y capacidades, dependerá en gran medida
el éxito de las visitas.
Es importante contemplar tres
aspectos en la formación de los misioneros:
-
Doctrinal:
conocimiento claro de la doctrina cristiana en general, y del
mensaje a transmitir en las visitas, en particular.
-
Espiritual:
comprende la vivencia de su encuentro personal con Jesucristo que se
traduzca en el testimonio cotidiano, en su vida de gracia, oración,
y frecuencia sacramental, y en el cultivo de las actitudes
interiores y exteriores que favorecen el encuentro con el otro.
-
Didáctica:
conocimiento práctico de la organización de las visitas, y
desarrollo de capacidades de diálogo y sociabilización.
6.
Envío Misionero
Previo al inicio de las visitas, puede
celebrarse una ceremonia de envío misionero, en la cual, el
párroco actualiza el mandato de Jesús: “Vayan y hagan que
todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28,16-20) para
esta misión en particular. Puede realizarse en el marco de
la celebración eucarística, en el momento posterior a la
homilía o después de la comunión, y consistir en la
bendición de los misioneros y la entrega del material que se
utilizará en las visitas, y cruces u otro signo que se vaya
a utilizar para el envío misionero
|
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7.-
Visitas a las casas
Algunas consideraciones generales respecto de las visitas:
-
Los días y horarios de visita pueden fijarse para
todos los equipos por igual, o dar la libertad de que cada equipo
las organice de acuerdo a sus disponibilidades horarias, cuidando
que se cubran todas las zonas en su totalidad en el plazo previsto.
-
Conviene que cada equipo realice las visitas por
manzana (rodeando completamente cada manzana) y no por calles, para
un mejor control y evitar saltear alguna casa.
-
Es importante tener en cuenta que la visita es para
todos. Aún cuando sepamos que una familia pertenece a otro credo o a
otra comunidad cristiana, lo mismo hay que visitarla. Ellos nos
dirán si no desean recibirnos. Pero el misionero no hace
diferencias, no discrimina a nadie.
-
Es importante también que los misioneros se
identifiquen claramente como católicos. Es aconsejable llevar alguna
identificación que nos muestre como católicos (crucifijo o rosarios
al cuello, alguna imagen de la virgen o crucifijo, distintivo de la
Parroquia, etc.), para evitar que nos confundan con personas de
otros credos.
-
Antes de iniciar las visitas, conviene que cada
equipo realice un momento de oración pidiendo la guía del Espíritu
Santo, y pidiendo por las familias que se va a visitar.
En
cada casa, el esquema de visita puede ser semejante al siguiente:
-
Al ser recibidos, presentarnos: indicando claramente
quiénes somos y el objetivo de la visita. En el caso de este visiteo
en particular, los objetivos serán contar acerca de la misión que se
está realizando, invitar a participar de las actividades y, de ser
posible, compartir acerca del contenido del folleto. Puede
comenzarse la presentación de la siguiente manera: “Somos misioneros
de la la Parroquia …, estamos visitando a las familias del barrio
para ….”. Que quede claro que somos católicos.
-
Si nos indican que pertenecen a otro credo o que son
evangélicos (generalmente dirán que son “cristianos”, o “creyentes”,
o “del Evangelio”), alentarlos a seguir firmes en su relación con
Dios y seguir camino. No es objetivo del misionero católico, en este
tipo de visiteo, intentar cambiar de religión/iglesia a las personas
que están firmes en su fe, salvo que ellos se muestren interesados
en preguntar.
-
Es importante establecer una relación cordial con la
familia. Si bien el misionero tiene un objetivo concreto (en este
caso, anunciar el kerygma e invitar a participar de las actividades
de la misión), es importante que el interlocutor se “sienta amado”
primero, antes que nada. Recién cuando se ha entablado una relación
cordial, se puede pasar al anuncio del kerygma. Por ello, es preciso
que se dedique un tiempo al conocimiento de la familia (si es la
primera vez que se visita), sus inquietudes y necesidades. De esta
manera, la evangelización será un proceso "de corazón a corazón".
Recién después de este momento de conocimiento, conviene pasar al
contenido específico de la visita.
-
No existe una receta única para toda visita. El
misionero encontrará los medios y maneras adecuadas para realizar el
resto de la visita. Pero sí es importante que quede clara la
invitación a las actividades de la misión
-
Si la familia lo desea y lo permite, se puede
compartir el contenido del folleto. Si no, se deja el folleto
comentando qué es lo que contiene e invitando a leerlo en algún
momento con toda la familia.
Luego
de la visita, si se lleva un cuaderno misionero, se anota en el
cuaderno la dirección de la casa, el apellido de la familia y otra
información de interés.
Si no
se ha encontrado a la familia, es conveniente anotar esta situación
en el cuaderno de visita, para que quede la casa como pendiente de
visitar y volver más adelante. En caso de no contarse con tiempo
suficiente para volver, o que luego de un número prudente de visitas
no se haya logrado encontrar a la familia, se puede dejar el folleto
bajo la puerta. Si bien la visita personal es muy importante.
8.- Evaluación de
las Visitas
Es
recomendable, luego de finalizado el visiteo de toda la jurisdicción
parroquial, realizar una evaluación con todos los misioneros para
compartir experiencias, y analizar los aspectos positivos y
negativos de la organización, para mejorar para una próxima misión.
Si el
tiempo lo permite, pueden realizarse también otras evaluaciones
durante el tiempo de la misión, lo que permitirá ir corrigiendo y
mejorando las visitas a partir de la experiencia que se va viviendo.
9.- Análisis de
la información recogida en las Visitas
Puede
resultar de gran valor para la Parroquia, que cada equipo misionero
informe la cantidad total de casas por manzana y la cantidad de
familias encontradas y no encontradas en cada manzana.
Si es
la primera vez que se recopila esta información, se podrá lograr una
visión más acabada de la cantidad de familias que viven en la
jurisdicción parroquial y la cantidad por manzanas. Esto ayudará a
la organización de futuros visiteos, dado que:
*
Se
conocerá la cantidad de materiales a preparar para distribuir en las
casas (folletos, etc.)
*
Se
podrá realizar una distribución más equitativa de los misioneros por
zonas.
También puede realizarse un análisis estadístico respecto de
porcentajes de familias visitadas y no visitadas.
Si se
preve que también se tome nota de la adherencia religiosa de cada
familia, se podrá lograr también una información estadística acabada
respecto de porcentaje de católicos y no católicos y de qué credos
están presentes en la jurisdicción. Lo mismo si se pregunta a la
gente si asiste a Misa: Siempre – A veces – Nunca, se podrá obtener
estadísticas de esta información también.
Algunos
consejos para el misionero
1. Confía
en el Señor, más que en tus habilidades humanas o métodos.
2. No
te preocupes por los resultados. Los triunfos o los fracasos no se
pueden determinar desde parámetros humanos. Si plantas la semilla de
amor, el Señor se encargará de la cosecha.
3. Con
tu propio entusiasmo y espiritualidad haz a Jesús y a la Iglesia
atractivos a los demás, las acciones dicen más que mil palabras.
4. Evita
las horas de comidas para visitar, u otros momentos que puedan ser
un inconveniente para las familias.
5. Mide
cuidadosamente el tiempo de la visita. Que no sea tan corta como
para no dar tiempo a comunicarse, pero tampoco tan larga que aburra.
6. Recuerda
que las personas están en diferentes niveles de desarrollo
espiritual y requieren enfoques diferentes. Determina de antemano
las necesidades de la persona y elabora tu plan de acuerdo a las
necesidades.
7. Organiza
el plan de visitas de modo que nadie sea pasado por alto o se le
haga sentir sin importancia.
8. Sé
sincero. Las personas se dan cuenta cuando no lo somos. Así que no
trates de fingir.
9. Haz
sentir a la persona que es importante y necesaria, que nadie más
puede ocupar su lugar en el Cuerpo de Cristo. La persona debe
saberlo y es propio decírselo.
10. Aunque
se requiere entrenamiento para las visitas, el verdadero requisito
para un buen evangelizador es un corazón lleno de amor.
11. No
te desanimes ni te preocupes por las malas experiencias.
12. El
seguimiento es indispensable. Sigue asistiendo con tus oraciones a
las personas que has visitado.
13. Nunca
discutas. La polémica no lleva a nada, ni es propósito de una visita
evangelizadora. No te dejes provocar por personas que cuestionen,
desprecien o quieran discutir.
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